miércoles, 1 de enero de 2014

Contigo

Contigo 

-Hola, buenas noches. ¿Usted es familiar de Ramiro Rossi? -escuchó del otro lado de la línea, a las 21:30hs. ¿Quién la llamaba a esta hora y no era para saludar?
-No... Bueno, sí... algo así. ¿Quién habla? -estaba sumamente confundida.
-El señor Rossi tuvo un accidente y en su celular, éste número está agendado como "Sólo para emergencias" -informó la voz de una señora.
-¿Un accidente? ¿Está bien? -preocupada, así se encontraba ya.
-Por el momento está inconsciente, pero está estable -ella suspiró.
-¿En cuál hospital se encuentra? -le dijeron la información necesaria y rápidamente tomó su cartera y se encaminó hacia la puerta de su casa.

-Lucía, ¿Adónde vas? -su madre la detuvo.
-Ramiro tuvo un accidente -no dio más explicaciones.
-Y eso te sigue importando, ¿Por qué...? -.
-Chau mamá, se me hace tarde -abrió la puerta.
-Te vas a perder el brindis -quiso retenerla.
-Eso se hace todos los años. Él me necesita ahora -revoleó los ojos.
-No te necesitaba hace un mes -le reprochó.
-Es problema mío, chau -cerró la puerta y se dirigió al hospital.

Ramiro y Lucía habían sido pareja por cerca de dos años, pero hacía un mes terminaron a causa de las múltiples peleas que tenían bastante seguido.

Lucía ingresó a la sala, preguntó por Rossi, le informaron que se encontraba en la habitación número 316 y fue hasta allí sin dudar. Abrió la puerta, lo vio acostado con los ojos cerrados y se le encogió el corazón. Entró y se le quedó mirando en silencio.
Pasaron al rededor de noventa minutos, en los que que Lucía simplemente lo observó, sin hacer ruido, pensando y reflexionando acerca de la situación, de su relación, de todo un poco.
Ella le estaba acariciando suavemente la frente y el cabello castaño del flequillo revuelto cuando él abrió los ojos. Lucía estaba tan abstraída en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de que estaba despierto hasta que él dijo su nombre.

-Lu... -suspiró.
-Estás bien -sonrió feliz y aliviada.
-¿En verdad estás acá? -pestañeaba sin creerlo.
-Encontraron tu celular y me llamaron -comentó. -Y hablando de eso, me tenes agendada como "sólo para emergencias". ¿Estar borracho y aburrido es una emergencia? -lo miró algo enojada, haciendo referencia con su comentario a una noche hacía tres semanas cuando la llamó a las 05am, alcoholizado, para decirle casi inentendiblemente que la amaba, la extrañaba y demás cosas pocos creíbles estando él en ese estado deplorable.
-Querer decirte que te quiero para mí es una emergencia -se excusó.
-Ramiro Rossi -su ceño estaba fruncido.
-Sólo me decís así cuando estás enojada -la miró sin decir nada .
-Estoy enojada. Me dijeron que no tenías puesto el casco, que te salvaste de suerte. ¿Vos no pensas en la gente que te quiere? Vos decís quererme, pero nunca me hiciste caso cuando te decía que uses casco si andabas en moto. Si te pasaba algo grave ¿qué iba a pasar conmigo? ¿Cómo crees que iba a estar? Ramiro, sos muy egoísta -sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-No, Lu. Estaba yendo a tu casa, me peleé con Rodrigo y necesitaba escucharte a vos para calmarme. Salí tan rápido que el casco lo dejé en la piezucha esa que me alquila, no podía volver cuando lo acababa de mandar al carajo. Quería verte, pedirte disculpas por ser tan idiota, rogarte por una oportunidad y viene un estúpido y me toca con su auto de costado. Se me desestabilizó la moto y después no sé qué pasó. Que estés acá, para mí es como una señal. ¿Puedo empezar a rogarte? -Ramiro tenía sus ojos clavados en los de Lucía, sintiéndose la peor persona del mundo.
-¿Vos crees en eso que dicen de que es recomendable empezar el año nuevo besando alguien que amas? -Ramiro la miró extrañado. -Son las 23:59 del 31 de enero de 2013 -sonrió.
-¿Me perdonas? -la esperanza brilló de su ser.
-Si me das un beso, lo puedo pensar -rió, muy alegre.

Ramiro, pese a los dolores musculares que sentía por culpa del accidente, se sentó en la camilla, le tomó dulcemente el rostro y acercó el suyo al de ella, para comenzar a rozar sus labios. Finalmente, cuando escuchó el aviso de que ya eran las 00:00, unió sus bocas, y la besó como si de ello dependiera su futuro, dejando su alma y amor en ese pequeño y tan significante acto.

-Te quiero idiota, no utilizador de cascos, que no me escucha y me hace estar el primero de enero en el hospital -rió entre dientes y lo volvió a besar castamente.
-Yo te amo, y soy todo eso, pero te juro, te prometo -remarcó -que también voy a ser el mejor novio, la persona más dulce, más merecedora de vos. Te amo, y contigo quiero estar el resto de mis días -.
-¿'Contigo'? ¿Qué te comiste, una novela mexicana? -su risa de escuchó melodiosa para él, y luego sus labios se unieron nuevamente con mucha ternura.

-Sepárense que me lastiman los ojos -la voz de un pequeño nene los hizo girar la vista hacia la puerta.
-Germán, ¿qué haces acá? -Ramiro estaba atónito. ¿Cómo su hermano de siete años estaba allí? Nadie de su familia se suponía sabía del accidente, y aún sabiendo, su madre, o mejor dicho, la mujer que lo gestó, nunca dejaría que 'Germancito' vaya a visitar a alguien a quien ella misma despreciaba tanto.
-Lo traje yo -una mujer rubia de unos diecinueve años apareció también en la puerta.
-¿Romi? -ahora Lucía estaba estupefacta
-Mamá me contó, indignadísima, que habías venido a ver a este... ¿Cómo te había llamado? -miró a Ramiro pensativa -Sí, mamarracho, justo el día de fin de año, y pensé que vos ibas a necesitar apoyo. Cuando le dije que venía no podía creer que sus 'dos rubias, orgullo de familia' la decepcionaran tanto. En el camino supuse también que Germán iba a querer estar con su hermano, aunque no creí que no iba a saber nada. En fin, discutí con dos madres diferentes este día, para hacer felices a dos hijos diferentes. Que buena forma de empezar el año -ironizó y rió.
-Gracias Ro -dijeron Lucía y Ramiro al mismo tiempo
-Tal para cual -Germán tenía una risa contagiosa, entonces pronto los cuatro estaban riendo incontrolablemente, comenzando un nuevo año juntos, donde sabían que iba a haber peleas, pero también muy buenos momentos.

Priorizando lo positivo, siguieron riendo y pasando el agradable rato, junto a personas que les hacían muy bien a la vida.

martes, 1 de octubre de 2013

Sentimientos

Sentimientos.

Inseparables a partir de que se conocieron, Valentino y Thomas fueron mejores amigos desde el jardín de infantes. Sabían todo acerca del otro, sus problemas, sus gustos, sus pesares, sus alegrías.
En la escuela secundaria hubo unos días en los que Valentino se mostró un poco más distanciado. A Thomas le fue imposible no sentirse mal y preocupado por la actitud de su amigo. Tanto fue así, que al inicio de la semana siguiente de aquellos días raros, antes de entrar a clases, le tomó la mano y lo llevó a una plaza alejada, para hablar seriamente. Tras mucha insistencia, Valentino le confesó que intentaba poner distancia para acallar lo que su corazón le decía. Al instante, le tomó el rostro con dulzura y lo besó.
Luego de aquel primer beso, ellos comenzaron a salir. Una tarde, de regreso a casa desde la escuela, hablaban animadamente.

-Te dije que voy a decirle a mi mamá de lo nuestro? -Comentó Thomas.
-Si? Estás seguro? No hay apuro para hacerlo -Valentino estaba un poco inseguro.
-Ya no me gusta ocultarlo y creo que me va a entender -lo miró de reojo.
-Yo no tengo ningún problema con lo que hagas, pero te acordas cuando vimos esos animes y tu mama se enojó cuando notó que eran sólo de chicos? -Thomas se quedó en silencio. -Perdón, perdón, en serio. Va a estar todo bien. -Sonrió y le tomó la mano -Después me llamás y me contás? -Thomas asintió.

-Otra cosa que me molesta -Volvió a hablar luego de unas cuadras sin decir nada. -es tener que despedirnos como queremos acá, en la esquina, y no poder hacerlo en la puerta de mi casa, como toda pareja normal -.
-Nosotros no somos una pareja normal -Valentino negó con la cabeza
-Por qué? Porque somos dos chicos? Eso no nos hace anormales. Somos personas como todos, pero simplemente con gustos diferentes. -Valentino se frenó en seco y Thomas dejó de hablar.
-Tenes toda la razón. Últimamente estoy con la cabeza en lo de mi abuela y estoy negativo, pero lo que decís es verdad Toto, somos simplemente dos personas que se gustan y se quieren. -le tomó suavemente el rostro -Y yo a vos te quiero muchísimo -lentamente comenzó a rozarle los labios y, finalmente, a besarlo con mucha ternura.


-Ma -Thomas llamó a su madre apenas puso un pie dentro su casa.

Estaba decidido. Le contaría la verdad a su madre, sea cual fuese su reacción a ello. No estaba completamente seguro de que lo aceptaría sin más, pero debía intentarlo,  no quería seguir mintiendo ni ocultando su realidad.

-Qué pasa Thomi? -Se acercó a él y se sentó a su lado en el sofá que había en el living.
-Tengo que contarte algo -Jugaba con sus dedos, los cuales le sudaban incluso, miraba hacia abajo.
-Pasó algo en el colegio? -La preocupación ya la había embargado.
-No, es algo más... personal -Levantó la vista unos instantes, para conectar con la de ella, quien lo miraba confundida, sin entender.
-Te sentís bien? -Le tomó las manos y las apretó suavemente.
-Esto es complicado, y realmente espero que me entiendas, porque es muy importante para mí. -Hizo una respiración profunda y continuó hablando. -Lo que pasa es que soy gay, y... -No dijo más, su madre lo interrumpió.
-Vos tenes fiebre, seguro es eso. -Le colocó el dorso de la mano en su frente, midiéndole la temperatura. -Anda a acostarte un rato, yo ahora te llevo un té. Mañana vas a estar bien. -Se puso de pie dirigiéndose hacia la cocina.
-No estoy mal, mamá. -La siguió. -Tampoco es algo que se me vaya a pasar con un té. Es un sentimiento mío, y me siento feliz así. Me gustaría contar con tu apoyo. -Un silencio los inhundó.
-Thomi, vení, en serio. Vamos a tu habitación, ya se te pasa esto raro que estas diciendo. -Rió entre dientes.
-Mamá! -Levantó la voz -Me gustan los hombres. -Dijo marcando bien las palabras.
-No te reconozco. Vos no sos mi hijo. Mi hijo, mi Thomas nunca me hablaría así y menos me diría semejante barbaridad. -Negaba con la cabeza, sin mirarlo.
-Soy tu hijo, sigo siendo el mismo. Ser homosexual no me cambia en nada para con vos, no sé qué te preocupa tanto que estás así de alterada. -Él tampoco estaba ya tranquilo.
-Si seguís siendo mi hijo como decís, haceme caso y subí a tu habitación. Estás castigado por tiempo indefinido y no se habla más del tema. -La mujer se dio media vuelta y se marchó de la cocina.

Thomas hizo lo que su madre le dijo: se quedó encerrado en su habitación en forma de castigo. Quizá no había sido buena idea contarle todo, pero no se arrepentía al cien por ciento, ahora sentía que tenía un peso menos encima, aunque la situación estaba más complicada que antes.
Qué iba a hacer? Aceptar lo que su madre decía? Resignarse a que de alguna manera lo que él sentía sí era una enfermedad? Acabar con su vida por no poder soportar el drama? No. Eso último nunca lo haría, conocía a muchos que se suicidaron por ese mismo motivo y nunca creyó que aquello haya sido una solución al problema de esas personas. Pero de todos modos su vida se había puesto en una encrucijada muy difícil de resolver, así que prefirió ponerse a dormir sin pensar, relajar la mente y tal vez a la mañana siguiente se le ocurriría alguna respuesta a la pregunta de qué hacer.


Los días pasaban y Thomas seguía entre esas mismas cuatro paredes de hacía una semana. Había faltado al colegio, no se sentaba en la mesa a comer con la única integrante de su familia, no miraba televisión, no respondía el teléfono. No hacía más que estar acostado en su cama pensando o durmiendo.
Como resultaba obvio pensar, Valentino se sentía intranquilo, preocupado, confundido. Tenía una mezcla de sensaciones en su interior. Resultaba raro pensar que el mismo día que su más que amigo le iba a confesar todo a su madre, dejara de responder mensajes, llamadas, chats. Evidentemente algo había sucedido, nadie podría negárselo.

"Si no me das una señal, voy a ir a tu casa a hablar con tu mamá. NECESITO saber de vos". Valentino envió el mensaje sin que le tiemble la mano. No podía seguir más de esa manera, desesperado.
"Lo mejor va a ser que nos tomemos un tiempo. Quizá fuimos muy rápido y no nos dimos cuenta. No vengas". Si no le hubiera respondido, le hubiera dolido menos. Decidido, guardó su celular en el bolsillo y se encaminó hacía donde debía.


-Qué pasa? -La mujer abrió la puerta hablando en un tono de voz elevado.
-Buenos días señora. Necesitaría hablar con su hijo si puede ser. -Valentino se encontraba en la casa de Thomas, a pesar de que le había dicho que no vaya.
-No puede ser, esta ocupado estudiando con chicas, con buena compañía, no con alguien que lo lleva por el mal camino, como vos. -Finalmente él entendía todo.
-Señora, su hijo a mí me importa en serio. No hay ningún mal camino acá, el amor verdadero nunca es un mal camino. Si le puede decir a Thomas que lo quiero con todo mi corazón, se lo agradecería mucho. -Se dio media vuelta y se fue, caminando por la calle, con las manos en los bolsillos.


-Valen -Escuchó su nombre en un grito a su espalda.
-Qué haces acá Toto? No estabas estudiando "con buena compañía"? -Preguntó sarcástico.
-No salí de mi cuarto en unos cuantos días, no vi a nadie, ni a mi mamá, en todo este tiempo. -Aclaró. -Pero cuando te escuché, bajé a verte sin dudarlo, de forma instintiva. Escuché la conversación, y cuando te fuiste, casi que corrí para seguirte, pero mi mamá me detuvo. Me dijo que si salía por la puerta, me olvide de ella. Dudé un momento, y me di cuenta de que no era así. De que no tenía por qué elegir entre vos o ella. Podría tenerlos a los dos, pero ella quiere que sea así, de modo que yo no pierdo a nadie, ella me pierde porque así lo decide. -Dijo todo de corrido, logrando respirar agitadamente solo al final.
-Vení. -Le tomó las solapas de la camisa a medio abotonar, lo atrajo hacia sí y le besó, expresando su sentir de esa semana: angustia, necesidad, cariño, todo. Thomas colocó sus propias manos en las suaves mejillas de él, para intensificar el contacto. Lo mucho que lo había extrañado no podía explicarlo con palabras, entonces se lo demostraba mediante ese beso, apasionado y dulce a la vez, tal como ellos eran.
-Sabes qué? Me parece que en estos meses no te lo dije, pero vos siempre fuiste mi mejor sentimiento. Desde chiquitos que me gustaba mucho estar con vos, nunca me sentí solo teniéndote al lado. -Dijo, aún rozando sus labios con los de su novio -Yo también te quiero con todo mi corazón, y más todavía. -Se volvieron a besar.

Y así empezaba el resto de sus vidas, con muchos obstáculos por sortear, pero siempre de la mano del otro, haciendo caso a sus sentimientos para seguir adelante, juntos.

sábado, 27 de abril de 2013

A little change - Nicochi


A little change - Nicochi ♥

-voy a conocer a tu tan mencionado primo gay, increíble -habló Mariana con un tono de voz particular, mostrando ansiedad y burla
-lo vas a amar cuando lo conozcas, te lo puedo asegurar -Rocío sonrió y tomó un sorbo de su bebida

Se encontraban en un bar de Capital Federal, esperando a aquel familiar de la rubia. Éste mismo, venía desde el interior del país, La Pampa precisamente, pero ahora se quedaría a vivir en Buenos Aires por un tiempo, debido a que tenía decidido estudiar allí toda la carrera de diseño gráfico.

-ahí está! -gritó emocionada al tiempo que se ponía de pie
-Rochita -su primo la abrazaba fuerte
-te extrañé gorda -.
-yo también Pablito -la sonrisa más espléndida era la que se encontraba en su rostro
-ella quien es? -le preguntó él al separarse
-ah, sí! Los presento. Pablito, ella es mi mejor amiga, Mariana, Lali para los amigos. Lali, está hermosura es mi primo, Pablo -los morochos se saludaron
-bueno, y como este nabo no me presenta, lo hago yo -habló un rubio rapado que estaba al lado de Pablo- Soy Nicolás, un gusto -les dio a ambas un cálido beso
-sos su mejor amigo? -le preguntó directamente al desconocido, y ante un asentimiento de su parte, le susurró a Mariana al oído -que desperdicio -.
-dijiste algo? -preguntó Nicolás
-no, nada -sonrió restándole importancia
-qué vamos a hacer hoy Rochi? -Pablo le preguntó a su prima
-si quieren tomamos algo acá, o podemos ir a mi departamento directamente. Lo que sí, mañana tenes que pasar por la casa de mis viejos, ellos tienen la llave de donde te vas a quedar -le avisó -bueno, donde se van a quedar -se corrigió
-y hoy que? -.
-a dormir en mi casa, a menos que tengan problemas de dormir en el mismo lugar que una mujer -rió
-ningún problema -respondió por último, el morocho, antes de emprender camino hacia lo de su prima

Llegaron a donde acordaron, y se pusieron a tomar cervezas mientras charlaban animadamente. En un momento de la noche, Mariana propuso jugar a "verdad-consecuencia" con la botellita.

-qué edad tenemos? 14? -preguntó Rocío riendo
-no, 20. Pero estamos aburridos y nadie dice nada -retrucó, y ante la predisposición del resto, comenzaron a jugar

Entre preguntas sobre cuándo fue su primera vez, el lugar más extraño donde lo hicieron, fantasías y algunas más comunes, llegó un momento donde el pico de la botella apuntó a Rocío, y ella, cansada de responder, eligió consecuencia.

-chapatelo a Nicolás -dijo Pablo de una
-tiene que ser una consecuencia para mí, no para él -argumentó
-no muerdo eh! Bueno, sólo algunas veces -rió

A Rocío no le quedó otra que cumplir la prenda. Se le acercó lentamente y posó sus labios sobre los del rubio. Era una sensación que le agradaba bastante, el hecho de estar besándolo. Lo más notorio, era que él no estaba poniendo resistencia alguna.
En un brote de pasión, Rocío cayó, quedando encima del cuerpo de Nicolás. En ese momento, sintieron como ambas lenguas de abrían pasó dentro de la boca del otro, para así incrementar más el disfrute del momento. Las manos de ella se encontraban en el rostro de él, mientras que el rubio las mantenía en la cintura (muy) baja la chica.
Poco a poco la falta de aire se hacía presente, así que se separaron, acalorados y algo incómodos.

-yo me tengo que ir -dijo Mariana, rompiendo la situación
-espera que te llamo un remis -Rocío se levantó del suelo, tranquila
-vivo a cinco cuadras, no voy a tomarme un remis -le avisó
-pero es de noche, hace frío y está todo muy peligroso -la miró persuasiva
-yo te acompaño -se ofreció Pablo, al mismo tiempo que Nicolás le decía algo al oído.

Se fueron, mientras que los dos rubios se quedaban allí, ordenando y acomodando todo para pasar la noche en aquel departamento.
Mariana y Pablo llegaron a destino, y ella le ofreció pasar a tomar un café. Por alguna razón quería estar unos minutos más en su compañía, quizás por la otra situación paralela que estaba viviendo.

-gracias por acompañarme –le sonrió tierna
-te pasa algo a vos? –no era tan distraído como para no darse cuenta
-no, nada –bajó la vista
-sé que nos conocemos hace poco, pero si necesitas hablar, o descargarte, yo estoy acá –le levantó el mentón con una mano
-por qué te…?-se calló antes de decir algo inapropiado
-por qué, qué? –la miró expectante
-nada, nada –negó sutilmente
-segura? –insistió
-sí –en ese momento escuchó el teléfono sonar –tengo que ir a atender –señaló en dirección a la cocina
-sí, yo me voy, sino la Rosa se va a preocupar –le dio un beso en la mejilla y se fue

La noche terminó de la forma que debía: tranquila. Mariana teniendo la conversación correspondiente con quien la había llamado, Pablo recostado en el sofá-cama del living del departamento junto a Nicolás, ya que era de dos plazas.
A la mañana siguiente, los chicos se fueron rápido de aquel lugar, para ir a visitar a los tíos del morocho y en la tarde poder instalarse en la que iba a ser su vivienda de ahora en más por unos cuántos años.
Rocio se juntó con su mejor amiga para charlar, había unas cuantas cosas que debían comentar juntas, y lo necesitaban hacer lo antes posible.

-qué fue eso de anoche? –le preguntó la morocha riendo entre dientes
-te juro que ni yo sé –tomó un sorbo de mate
-pero te gustó –lo dio por hecho
-me encantó –dijo sincera y se arrepintió –digo… -.
-no digas nada que se notó –largó una carcajada
-pero, no puede ser, o sea… -estaba confundida –es gay –no quería ni decirlo en voz alta. Mariana estaba por replicar, pero ella la interrumpió –Me decís que es como Pablo, que se le nota a distancia, bueno, lo de él lo tengo aceptado, y me fascina que sea así –la morocha desvió la mirada –pero Nico se ve tan bonito, tan hombre –ahogó una risa –anoche se veía demasiado lindo -.
-qué hiciste Rocio? –indagó curiosa
-deleitar mi vista un rato –su amiga abrió grandes los ojos –hacía calor, durmió destapado y en bóxer. Fui a la cocina a buscar un vaso de jugo y me quedé tildada –sonrió recordando aquella imagen
-sos una desubicada –no lo podía creer
-por qué? Que sea un desperdicio para el sexo femenino no quiere decir que lo sea para la mirada de las mujeres, o acaso me vas a negar que está que se parte? -.
-no es de mi gusto –dijo cortante
-sí, lo sé, si a vos te gusta el otro –giró los ojos
-qué otro? –preguntó casi espantada
-me estás cargando? Me estuviste jodiendo todo un año con ese y ahora me preguntas quién? –Rocio se preguntaba en quién realmente estaba pensando su amiga
-ah, sí –no dijo nada más

Las semanas pasaron y ellos cuatro continuaron saliendo juntos. La pasaban muy bien así, se reían, hacían bromas, se iban a otro extremo con algunos comentarios también.
Esa noche habían decidido ir a bailar a un boliche conocido, los chicos en un auto y las chicas en otro. Se encontrarían directamente en la puerta del lugar.
Ambas mujeres estaban vestidas acorde: Mariana con un vestido negro, ceñido al cuerpo y en la espalda solo tela de encaje, con zapatos del mismo color y el pelo suelto; Rocio lucía un vestido rojo, mas corto y ajustado que el de su amiga, para que marcase bien sus atributos, con unos tacos combinando.

-acá están -Rocio se colgó del cuello de su primo
-es muy cortito el vestido -la miró serio
-quiero divertirme esta noche Pablito -lo miró pícara
-podes hacerlo sin mostrar todo -señaló la parte trasera de su prima
-te olvidaste la definición de diversión? -rió, le dio un beso en el cachete y se fue hacia la barra, seguida por su amiga
-me va a sacar canas verdes esta chica -suspiró
-mejor vigilémosla de cerca -sugirió Nicolás

Rocio miraba desde lejos como su amiga caía, otra vez, en los enredos y mentiras de aquella persona que le venía jugando desde hacía tanto tiempo. Esa situación le preocupaba tanto, que hasta se le había ido el entusiasmo que tenía esa noche.

-hace media hora estabas feliz, ahora toda triste acá, qué pasó? Ya te pegó el alcohol y bajoneaste? -Pablo se le sentó al lado
-no, ojalá fuese eso -tomó un sorbo de su trago -Lali está allá con ese pibe, que le hace muy mal, y ella no se da cuenta. La boludea todo el tiempo, y después soy yo la que la tiene que ver llorando por los rincones -la volvió a mirar de reojo
-yo hablé hace unos días con ella y le dije lo que pensaba. Si queres vos divertite, baila un rato con Nico, que yo me ocupo de que ese no le haga nada, queres? -la miró con una sutil sonrisa
-pasa que no quiero que sienta que me meto demasiado en su vida -le explicó
-pero no serías vos, sería yo el que se mete. Además, todavía no conoces mi poder sobre la gente? -alzó las cejas
-te quiero Pablito -sonrió, y tomándole la mano a Nicolás, se dirigió al medio de la pista

Pablo se acercó a Mariana lentamente, quien hacía unos segundos acababa de discutir con un chico de tez clara, lunares en la cara, flaco, sin mucho estado físico.
La morocha se tropezó con él, no lo había visto a su lado, y al notarlo ahí, rápidamente se secó sus lágrimas.

-estas segura de que queres seguir así? -le preguntó directo
-de qué hablas? -lo miró sin entender
-sufriendo por un estúpido que no te valora -clavó su vista en la de ella
-no es así -quiso correr la mirada, pero él se lo impidió
-Peque -le habló con ternura
-abrazame -le pidió volviendo a llorar
-vámonos de acá -le susurró al oído

Se abrieron paso entre toda la gente y salieron del boliche, para encaminarse hacia la casa de ella. Y mientras tanto, Rocio le preguntó por mensaje de texto, cómo andaba la cuestión. Al recibir la respuesta comentando todo, decidió también irse de allí.
La morocha le dio la llave de la puerta a su acompañante, no tenía fuerzas ni para levantar el brazo. Pablo la hizo acostarse mientras él le preparaba un té.
Cuando volvió a la habitación, la encontró acurrucada contra sus rodillas, llevando una remera larga que le tapaba apenas lo necesario. La miró unos segundos y se sentó a su lado

-Hey! Queres hablar? -le dijo suave
-no -habló casi inaudible
-bueno -silenció, tranquilo
-te quedas conmigo? -le rogó con la mirada
-todo el tiempo del mundo -le sonrió. Ella apoyó su cabeza en las piernas de él mientras éste la acariciaba dulcemente

Estuvieron así un largo rato, Pablo mimándola y ella tranquilizándose, respirando profundo e intentado organizar un poco sus pensamientos y sentimientos. Realmente se sentía confundida, y para que eso cambiara un poco, necesitaba hablar, pero como no estaba Rocio allí, decidió descargarse con el morocho.

-hoy fue, definitivamente, la última vez que hablé con ese chico que te conté la otra vez -seguían en la misma posición que antes, sin siquiera mirarse -estaba ahí en el boliche. Nos vio a nosotros cuatro divertidos, a Rocio viendo a Nicolás y creyó que era una salida de parejas. Se puso celoso, me gritó cualquier cosa, me hizo quedar re mal, y me di cuenta que siempre me mintió porque... -comenzó a sollozar -parece que le preocupo cuando no le presto atención -se cayó
-es un nabo -dijo simplemente
-gracias por quedarte conmigo -se levantó, sentándose sobre la cama -en serio -le sonrió
-somos amigos, cómo no voy a estar acá para vos -Mariana bajó la mirada -mejor dormí, que yo estoy acá por si tenes pesadillas -Pabló pensó que su reciente borrada sonrisa, se debía a que se había acordado otra vez de aquella persona que la tenía mal

Es que el verdadero motivo no lo iba a poder adivinar nunca, era inimaginable para él, pero no tanto para ella, aunque la morocha entendía por qué, aunque le dolía. Mientras ella sufría por un chico, estaba siendo acompañada por otro. Toda la situación se prestaba a confusiones.

-gracias por acompañarme hasta casa -le dijo Rocio a Nicolás, ya en su departamento
-de nada -le sonrió -igual hubiese tenido que venir, la llave me quedó acá -rió entre dientes
-si queres tomar algo, agarra de la heladera, yo me voy a cambiar, dale? -fue a su habitación, dejándolo en el living observando todos los pequeños detalles de al rededor -Nico! -gritó la rubia -por ahí está mi pijama? -se refería a un mini short y a una remera muy corta que usaba para dormir
-creo que sí -dijo dirigiéndose al sofá, donde había ropa apoyada
-me lo alcanzas? -el rubio escuchó la voz muy cerca. Se dio vuelta y la encontró vestida simplemtene con su ropa interior

Nicolás caminó hacia ella con el pijama en la mano, pero antes de dárselo, lo soltó y cayó al suelo. Con ambas manos tomó el rostro de Rocio y la besó sin dudar ni un momento. La ojimiel abrió grandes los ojos, pero le fue inevitable dejarse llevar. Besarlo nuevamente le encantaba, él sabía hacerla sentir en las nubes con solo un sencillo beso.

-después te explico -le aclaró él

Y a pesar de que ella sabía que probablemente después se arrepentiría, el deseo que sentía por ese chico era mucho mayor a la lógica.
Él mantenía las manos en su rostro, mientras ella pasaba sus propios brazos por la cintura de Nicolás, para introducirlas dentro de la remera y acariciarlo de una forma casi desesperada.
Sus lenguas se entrelazaban con pasión, sus dedos se tocaban con desenfreno, sus cuerpos pedían a gritos sentirse aún más cerca. La vestimenta superior de él desapareció y el pantalón comenzó a ser desabrochado por acción de ambos.
El tacto de Rocio en la entrepierna de Nicolás, le hizo despertar más su hombría y querer hacerla suya en ese preciso instante.
Continuaban besándose, pero ahora comenzaron a caminar un poco. Tropezaron y cayeron al sofá, quedando ella debajo. Rocio sintió toda la excitación sobre ella, y eso la hizo suspirar.

-vamos a la cama -le susurró la rubia al oído

Esa simple frase lo llenó de éxtasis. Intentando levantarse, cayó, pero esta vez al suelo. Las manos de ambos no dejaban de recorrerse mutuamente, los besos no bajaban su velocidad y sus cuerpos tampoco disminuían la temperatura.
En un nuevo intento, sí lograron ponerse de pie, Rocio colgada de Nicolás, con las piernas rodeando su cintura, los brazos alrededor de la cabeza y la boca besándole provocativamente el cuello.
Llegaron a la habitación. Rocio lo tiró en la cama, dejándolo acostado, y posicionándose sobre él, con las piernas a cada lado de su cadera, jugando a acariciarlo lentamente, para ver como se transmitía en su cara el placer.
La rubia le besó desde los labios hasta la parte inferior del torso, sintiendo como él se volvía loco. Volvió hacia su boca, para dejarle en claro lo mucho que le encantaba.

-quiero sentirte -le dijo directamente y él la miró con lujuria

No hizo falta más para que todas las prendas que aún quedaban en sus cuerpos desaparezcan. Nicolás invirtió posiciones, quedando él arriba, para concretar el hecho.
Se fue introduciendo en ella suavemente, para que se acostumbre a tenerlo dentro y después sí empezar con los vaivenes.
El ojiverde se sostenía de la cama mientras se movía. Rocio, en cambio, le apretaba fuertemente la espalda, besándolo descontroladamente, sintiéndose literalmente en el cielo.

-me encantas -habló como pudo, mientras ella mordía sus labios como si fuesen su droga personal

Continuaron así, entre suspiros, gemidos, toqueteos, cambios de posiciones y muchos besos por largas horas, la noche se les hizo muy corta.
Esa sensación de un cosquilleo interno los invadió repetidamente. Rocio arqueaba la espalda al sentir tanto placer, él quedaba fascinado al verla tan suya, sintiendo también el punto máximo de disfrute pasional.

-estas mejor que ayer? -.

Ya había amanecido. Pablo miraba a Mariana tranquilo, mientras ella se desperezaba.
La noche había transcurrido en paz, ella seguramente había tenido algunas pesadillas, porque se movía mucho y hablaba entre sueños, pero el morocho se encargaba de calmarla, acariciándole la espalda dulcemente.

-te quedaste acá toda la noche? -lo miró con los ojos achinados, productos del sueño
-sí -asintió
-no era necesario -se sentó
-sí que lo era, te hubieses visto lo triste que estabas -pasó su mano por la mejilla de ella
-me siento una tonta -bajó la vista
-tonta vas a ser si seguís dándole bolilla. Sos muy linda como para estar mal por alguien que no te merece -dijo completamente sincero
-es fácil decirlo -.
-no tanto -se puso de pie -me tengo que ir, vas a estar bien vos? -preguntó, encaminándose hacia la puerta
-sí, gracias -lo siguió

Al estar saliendo, se despidieron cariñosamente, pero ni un paso más, ninguno se movió. Ambos con muchos pensamientos en la cabeza.
Mariana, en un impulso, se le acercó, se puso en puntitas de pie, colocó sus manos en los hombros de él y lo beso. Pablo realmente estaba sorprendido, se quedó estático, sin mover ni un pelo. Ella se dio cuenta de ello, se separó, lo miró un instante más, y casi corrió para ingresar a su casa nuevamente, agarrar el teléfono y marcar el número celular de su amiga.

-necesito hablar con vos -dijo sin siquiera saludar
-pareciera que me lees el pensamiento -la rubia rió
-voy para tu casa, dale? -.
-No! -exclamó al instante
-bueno, está bien, pero no me grites. Venis a mi casa? -ofreció

Pasados treinta minutos, Rocio ya se encontraba sentada en el living, tomando mates, esperando a que la morocha se decida a hablar. Ambas estaban nerviosas, pero a la petiza se le notaba más. Necesitaba descargarse y poder decir en voz alta todo lo que sentía, todo lo que le pasaba por la cabeza, pero era muy difícil, y complicado.

-no sé cómo empezar -Mariana dudó
-me acosté con Nicolás -informó Rocio interrumpiéndola, sabiendo que si ella contaba sus problemas primero, su amiga se sentiría mas relajada, porque así las dos estarían en un estado de "vulnerabilidad"
-qué? -le cuestionó sin creerlo
-lo que escuchaste -tomó un sorbo
-y así tan tranquila lo decís? -le parecía irreal lo que oía
-lo hecho, hecho está -levantó los hombros
-estás arrepentida? -respiró hondo, intentado asimilarlo
-estoy dolida -hizo una mueca
-no quiero detalles -la frenó
-no seas mal pensada boluda. Estoy dolida porque me mintió -bajó la vista
-en qué? -otra vez no entendía
-sus preferencias sexuales? -lo dijo obvia
-pero él alguna vez te dijo "soy gay" literalmente? -gran pregunta
-no, pero me lo dio a entender -se puso a pensar
-se lo dijiste? -la miró fijo
-no, apenas me levanté me fui a un bar, no podía ni verlo -negó fervientemente
-así no tiene que ser Rochi -.
-ya lo sé, pero no importa -rodó los ojos -lo más loco es que él fue quien empezó todo. Yo estaba consiente de que algo no iba bien, pero me conoces y sabes que Nico me encanta desde que lo conozco, pero... -se cayó
-pero qué? -inquirió
-no hay peros, tengo que hablar con él, como vos decís -le sonrió a medias
-bueno, vos tenes suerte de que un gay esté enamorado de vos y vos no estar enamorada de uno -dijo restándole importancia
-hasta que lo admitís -se rió la rubia
-de qué hablas? -la miró fijo
-de que se te notaba a kilómetros que te gusta mi primo -volvió a reír
-vos lo habrás notado, porque él estaba muy sorprendido cuando lo besé -confesó finalmente
-y... es que él no tiene experiencia con mujeres, es gay desde siempre. Es más, nunca supe de una chica que haya logrado besarlo, siempre las dejaba con las ganas -recordó entre risas
-y entonces? qué hago? -necesitaba un consejo
-dale para adelante -la animó -y contame como fue todo -.

Hablaron durante varias horas acerca de muchos temas diferentes. Entre ellas el tiempo siempre pasaba volando. Cenaron juntas y Rocio volvió a su casa, encontrándose todo en su lugar, perfectamente limpio y acomodado. Nicolás, a pesar de no haberla visto, no la molestó llamándola ni esperándola allí. Sabía que la situación era confusa, y no la culpaba, pero de todos modos, sabía que necesitaban hablar, pero le iba a dar tiempo, no insistiéndole, pero sí haciéndole saber que en algún momento se charlaría el tema.

-quién es? -tocaron el timbre y Pablo fue a atender
-estás solo? -le preguntó Mariana, luego de saludarlo con un beso en la mejilla. Se había decidido a ir a verlo la mañana siguiente
-sí, Nico salió recién -cerró la puerta tras ella
-te quería pedir perdón -fue directa al grano -pero también preguntarte qué onda, porque Rochi me dijo que nunca dejaste que una mujer te de un beso -habló rápido
-me sorprendiste -admitió -respira hondo que no te voy a comer -se sentó a su lado
-más prefiero eso a esta duda que me carcome -lo miró a los ojos intensamente, perdiéndose en ese color verde tan puro
-no dudes, sentí -le sonrió, y Mariana no lo pudo evitar, nuevamente se le arrimó para besarlo, pero esta vez, él tenía las manos en su rostro también y ella sus brazos alrededor del cuello

El beso era tierno y muy suave. Sus labios parecían haber sido creados para estar en contacto, encajaban a la perfección. Mariana se sentía en la luna, no creía que eso que estaba ocurriendo fuera real. Había pasado toda la noche pensando en cómo encararlo, no tenía planeado decirle lo que sentía, incluso aceptaría si él le decía que las cosas quedaran en el olvido y seguir siendo amigos. Nunca pasó por su mente la posibilidad de poder volver a besarlo, y era por eso mismo que se sentía como en un cuento.

-sos la primer chica de la que me gustan sus besos -le pasó un corto mechón de cabello por detrás de la oreja -y no quiero confundirte más -acotó al ver su expresión facial -pero ni yo entiendo esto -rió entre dientes -podemos intentarlo, si te parece -sugirió
-si -aceptó feliz como una niña pequeña cuando le regalan un juguete nuevo -te quiero -lo miró pacíficamente
-y yo a vos. Y a tus besos - volvió a unir sus bocas, siempre de manera dulce y delicada.

Estaban apostando a una pareja no esperada, pero que sí prometía. Cuando dos personas tan diferentes se juntaban, se formaba un complemento. Dicho complemento comenzaba a actuar de una forma especial, donde todas las acciones se cometían con dudas a cómo podría reaccionar el otro, pero siempre buscando la felicidad de la pareja. Mariana y Pablo estaban empezando a ser un complemento mágico

-Pablo, no venías dentro de una hora? -gritó Rocio, dirigiéndose hacia la puerta -ah, sos vos -dijo al ver de quién se trataba

Nicolás se encontraba parado en la entrada del departamento de la rubia, viéndola vestida con aquel pijama pequeño que cubría menos de lo necesario. Antes de llegar al lugar, se preguntaba si pudo haber alguna posibilidad de que lo ocurrido no sucediera, para no arruinar la relación de amigos que tenían, pero observándola ahora se daba cuenta que no, que hubiese sido imposible, porque más allá del deseo sexual que le provocaba, algo en aquella chica lo había cautivado desde el primer momento.

-no me vas a decir nada? -preguntó cuando la vio tranquila, sentada sobre la mesa de la cocina, callada
-estoy esperando que vos hables -le informó
-bueno, te explico -respiró profundo -lo que pasó ayer fue algo que realmente tenía ganas de hacer, pero desde el día uno supe que sería difícil. No sé por qué vos asumiste desde que nos conocimos que yo era como tu primo, porque nada más alejado de la realidad. No es algo contra Pablo, es mi mejor amigo, pero no comparto los gustos, me gustan las mujeres, mucho, y vos en especial -dijo todo de una, notando que ella no tenía intenciones de interrumpirlo
-y por qué no me lo dijiste antes? Las cosas hubiesen sido diferentes -se miraban de manera fija
-porque Pablo me dijo que vos odiabas a la gente que se avergüenza de lo que es, y que si yo te decía que no era gay, me ibas a interpretar mal, pensando que era algo que me daba pudor admitir -esa había sido una de las primeras charlas que había tenido con el morocho acerca de su prima
-es cierto -bajó la vista y cuando la levantó, se dio cuenta que realmente estaban mas cerca de lo que creía -hay una cosa que quiero decirte -estiró el brazo para tomarlo desde la remera y aproximárlo bien contra la mesa -me encanta que sea bien hombre -le susurró al oído, para luego enganchar sus piernas a la cintura de él y comenzar a besarlo

Tal como la noche anterior, sus besos tenían gusto a pasión, deseo y desesperación. Nicolás la acostó sobre la mesa, para él colocarse arriba y seguir besándola por todas partes. Pasó por su cuello y se entretuvo largo rato; por el valle de sus pechos, donde disfrutó de escuchar los suspiros de placer de ella; por el estómago hasta llegar a su feminidad. Le quitó el short y la besó por encima de su ropa interior, pero nada más, quería hacerla desear mucho.
De un giro inesperado, Rocio lo dejó abajo a él. Ahora era ella quien tenía el control de la situación. Pasó su lengua por el oído de él, jugando con su lóbulo y diciéndole cosas sexys para provocarlo aún más. Al bajar a su cuello, se dedicó a "marcar territorio". Era algo que le excitaba mucho el hecho de ver en el cuello de su hombre señales de que era suyo y que ella era quien le hacía disfrutar. Los besos finalizaron en la boca, pero no la acción. Mientras se ocupaba de que sus labios no se despegaran, dirigió sus manos hacia la única prenda que se encontraba sobre el cuerpo de él, no para quitarla, sino para jugar.
Sentía como Nicolás cada vez estaba más "a punto" y le encantaba ser la que producía aquello, más sintiéndolo bajo suyo.

-no vas a ir a atender, verdad? -otra vez el timbre había sonado
-es mi primo, te acordas que hoy comíamos acá? -rió divertido al ver la cara que él tenía
-no me podes dejar así -se sentó con ella aún arriba
-anda a darte una ducha fría, ya sabes donde está el baño. Yo me voy a cambiar -le sonrió, bajándose de la mesa
-así estás hermosa -la tomó de la cintura y le robó un beso -y mira que esta noche no te salvas -le mordió el labio provocativamente
-y quién dijo que me quiero salvar? -volvió a reír y se metió dentro de su habitación

Rocio se cambió de vestimenta, poniéndose un vestido corto, color celeste con detalles en rosa y escote corazón. Fue a abrirle a Pablo, quien esperaba en la puerta junto a Mariana, pero no sin antes recoger la ropa tirada y lanzarla sobre su cama para que no la vieran.

-qué haces saliendo del baño desnudo vos? -preguntó el morocho cuando vio a Nicolás salir de allí con solo una toalla que rodeaba su cintura
-me vino a pedir disculpas porque anoche se portó mal conmigo, pero en el camino se cayó en un charco de barro, entonces le dije que se bañe mientras la ropa se lava. Total, tengo ropa tuya acá que él puede usar -mintió con simpleza
-ah -en realidad, Pablo no creyó ni una palabra, pero le resultaba gracioso ver la cara de su amigo atormentado

El almuerzo pasó tranquilo, lleno de charlas, risas, bromas y algunos comentarios subidos de tono que daban a entender que todos sabían todo lo ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas.

-como que estamos todos un poco cambiados, no? -acotó Mariana, y los demás asintieron sonriendo

Eso era verdad. Pequeños cambios en los cuatro. Pablo en sus gustos, no completamente, pero sí abierto a algo que no había experimentado con anterioridad. Mariana en actitud, ya dejaría de sufrir por alguien a quien nunca le importó, para dedicarse plenamente a este nuevo amor que la tenía felizmente embobada. Nicolás tuvo un cambio de imagen interior, porque para sus amigos y allegados, él era el mujeriego que andaba con todas, pero ya no,  ahora se le notaba ocupado con una sola mujer, y eso realmente le gustaba. Y el cambio de Rocio consistía en un cambio de pensamientos, ya sea por el que refería a Nicolás como uno interno. Ella se sentía cerrada al amor y dispuesta solo a divertirse, pero eso era simplemente porque no llegaba la persona indicada. Ahora, con el rubio en su vida, las cosas eran diferentes, porque nunca antes había sentido la combinación de amor con pasión hacia una misma persona.
Experiencias nuevas para todos, pequeños cambios también. Sencillamente vidas para disfrutar.

jueves, 18 de abril de 2013

Destinados ♥ - Nicochi


Destinados ♥ - Nicochi

Una de las cosas a las que comencé a prestar atención luego de ver la película "27 bodas", fue a la mirada del novio al ver entrar a su futura esposa por aquel famoso pasillo, vestida de blanco y radiante, y sí, en estos momentos, él tenía esa mirada enamorada y feliz, pero algo no andaba bien y yo sabía perfectamente qué.

Entre mucho bla, bla del padre que celebró la misa, llegó la pregunta principal. Mi acompañante ya había respondido con un alegre y automático "sí, acepto", en cambio yo estaba en silencio, pensativa, recordando tantas cosas, que fue imposible que una lágrima no corriera por mi mejilla.

La intenté disimular, asentí y muy suavecito respondí "sí, acepto". Veinte segundos habían pasado, él ya me estaba besando, cuando fuera se escuchó el ruido de una moto comenzando su camino, casi al lado de la puerta de la iglesia. Corrí mi vista hacia allí y mi mente se quedó en blanco.

~

-qué haces acá? -cerré la puerta tras de mí y él me miraba muy serio
-sabía que vos ibas a estar acá, entonces vine -sonreí, pero no me devolvió el gesto
-deberías estar en tu fiesta de casamiento -se lo escuchaba frío y eso me dolía en el corazón
-estoy donde tengo que estar -dije firme, muy segura de mí misma
-si? Y Pedro? -sentado en la cama, me miró por primera vez a los ojos desde que la conversación en aquella habitación de hotel, había comenzado
-desde un principio supo que toda la situación era forzada. Lo quiero mucho, pero no me respetó y le siguió el juego a los demás. Él no me interesa -yo permanecía de pie sin despegarme la vista de encima
-y tu familia? -sabía el lugar especial que ocupaban ellos en mi corazón
-por ellos es que que dije "sí" en la iglesia, ahora ya tienen todo lo que querían -aquí la explicación de no haber seguido con lo pactado, pero está vez, él no dijo nada más -te olvidaste de preguntar por quienes más importan -alzó una ceja, no comprendiendo -nosotros -respondí finalmente
-yo creo que no hay nosotros -el contacto visual no se había roto, y le agradecí por ello
-yo creo que sí hay -siguió sin hablar, pero ahora me estaba prestando suma atención, mientras yo baja el cierre lateral de aquel vestido blanco, ceñido al cuerpo, que marcaba mucho mis curvas.

Y es que yo habia salido corriendo de esa fiesta espantosa en la que se festejaba algo que no producía ninguna felicidad en mí. Apenas pude quitarme los ojos de encima, salí fuera del salón, tomé un taxi, y aquí estaba ahora.

Aquel pedazo de tela cayó al suelo, dejándome simplemente con el babydoll claro y traslúcido y con el culotte. Lentamente caminé hacia él, dejando los zapatos en el camino. Me miraba embobado, y me encantaba, porque sabía que a pesar de esas palabras sin calidez alguna que me había dicho instantes atrás, seguía sintiendo todo eso que juró sentir por mí hasta el fin de los días.

Pasé mis piernas a cada lado de sus caderas, quedando casi sentada sobre él. Aún en esa situación, seguía mirando mis ojos, y no mis atributos, como pensé que haría. Me acerqué más todavía, colocando nuestros rostros a escasos centímetros, tan escasos que podía sentir su respiración agitada sobre mis labios. También podía sentir su entrepierna debajo de mí, y sonreí pícara.

-hay un nosotros -ahora lo afirmé, no fue una expresión de deseo, como anteriormente lo había dicho

Coloqué mis manos en sus mejillas y lo besé, terminando con todo ese preámbulo que lo sedujo desde la fibra más mínima de su cabeza rapada hasta la punta del dedo meñique del pie. Esta era la Rocío que aprendí a ser junto a él, junto a mi rubio, mi Nicolás, quien me había enseñado lo que era el amor en todas sus formas. Con él tuve la primer experiencia de placer pleno, donde irremediablemente me di cuenta que lo amaba con todo mi ser y se lo dije, y él había quedado sorprendido, pero luego me besó, haciéndome saber que era correspondida.

Y eso fue exactamente lo que acababa de volver a suceder, me respondió al beso y llevó sus manos hacia mi espalda, para deshacerse de aquello que me vestía, pero antes de que lo lograra, quería yo hacerle lo mismo a él, tenía mucha ropa encima y me molestaba.

Quité sus manos de donde estaban, y con una sonrisa coqueta, me puse de pie. Su incertidumbre era graciosa. Me deshice de sus zapatos y su cinturón, todo muy lentamente, con movimientos sensuales, sabiendo que dentro suyo me estaría deseando aún más.
Volví a sentarme sobre él, ahora desabrochando uno a uno todos los botones, sin permitir que se entrometa en mi labor. Al llegar al último, también desprendí el del pantalón, y bajé el cierre.
Cuando ya se encontraba en cuero y en bóxer (porque sí, su prenda inferior terminó de sacársela él, en un rápido tirón, se notaba que estaba tan ansioso como yo, aunque yo prefería jugar un poco antes), comenté algo que lo hizo reír de una forma muy sexy.

-a mi también me gustar poder deleitar a mis ojos con una muy buena vista, ahora estamos iguales -sonreí y conectó nuestros labios casi desesperadamente
-iguales no estamos -dijo entre besos, para luego de pocos segundos sentir como besaba el valle de mis pechos, ya que lo que los cubría no estaba más sobre mi cuerpo.

Poco a poco nos fuimos recostando en la cama, yo encima suyo. Me encantaban estos roles,  más aún porque a él le encantaba que fuera así. Entre muchos besos, caricias expertas en los lugares indicados y suspiros de satisfacción, todos los problemas quedaron atrás, muy lejos de nosotros, para así hacernos uno en cuerpo y alma, sentirnos interiormente, de la forma mas exquisita que pudiera existir.

~

En la mañana, lo vi comenzar a moverse y palpar el lado de la cama casi desesperado. Se veían tan lindo recién despierto. En momentos como esos era cuando confirmaba mi amor hacia él, porque me hacía ver que cualquier obstáculo se podía superar si uno quería, y más teniendo buena ayuda.

-Ro -dijo en un tono medio alto y yo salí del baño, arrastrando la valija tras de mí -te vas? te arrepentiste? -se asustó, se le notaba en la mirada
-no -dejé todo lo que tenía en la mano y me tiré en la cama, al lado suyo -mi hermano mandó la valija hace un rato y me estaba cambiando -noté que me miró de arriba a abajo, me había cambiado de ropa, poniéndome una musculosa con vuelo, un jean muy ajustado y unos tacos altos
-te pusiste ropa muy rápido -noté la picardía en su voz
-ya habrá tiempo para todo, pero ahora tenemos que irnos, se hace tarde -le robé un beso y me puse de pie -dale bonito, vestite que nos vamos -lo vi girar los ojos y me encantó eso, sabía que le mataba que lo dejara así

~(por un error de redacción, a continuación el relato será en tercera persona)~

-hermanito! -gritó, mientras corría hacia un chico rubio, alto y de pelo lacio, que se encontraba parado esperándola
-Rochi! -se dio vuelta rápido y sonrió al sentirla entre sus brazos -me encanta tu sonrisa -dijo sincero aún abrazándola
-el culpable -con el dedo señaló a Nicolás, quien estaba a su lado
-vos sos el famoso "amor de la vida" de mi hermana? -lo miró serio
-si... creo -estaba nervioso, era muy notorio
-como que "creo"? -Rocío giró hacia él -sos el amor de mi vida, y creo que te lo hice saber -sonrió pícara y le dio un corto beso
-ahorrate los detalles y las demostraciones delante mío, sí? Que todavía no le di la charla hermano-novio que se merece -le advirtió
-no hay necesidad de ninguna charla Benjamín -lo miró serio
-escuché que el vuelo estaba retrasado, sabes a qué hora sale? -habló Nicolás, cambiando de tema de conversación
-Benja, el horario es a las cinco de la tarde -apareció allí una chica de corta estatura
-Lali? -Rocío la miró sin creer
-hola Ro -su mirada era de vergüenza
-ella es tu novia? -la rubia giró la vista hacia su hermano
-te lo iba a decir antes, pero... -se rascó la nuca
-ay, me encantan! -los abrazó a los dos juntos con una sonrisa plena

La hora pasó y se hizo el momento de despedirse. Se abrazaron por largo tiempo, todos con todos. Mariana era la prima de Nicolás, así que eso era significativo para ellos también, porque siempre se sintieron como hermanos.
Pero definitivamente, lo más emotivo fue lo de Benjamín y Rocío. Habían pasado tantas cosas juntos, sobre todo en el último tiempo, que separarse significaba una tristeza grande, aunque también mucha alegría. Benjamín la acompañó y apoyó desde la primer instancia. Estuvo de acuerdo al instante con la decisión de que se escape con quien realmente amaba, no podría soportar verla junto a un hombre que no la haga feliz.

-gracias -dijo Rocío sin voz, gesticulando, mientras se alejaba de la otra pareja, tomada de la mano de Nicolás
-te amo -Nicolás giró su cabeza hacia ella, para sonreírle con la más plena felicidad que podía demostrar
-yo más -le sacó la lengua, juguetona

Una vez sentados en el avión, ambos de pusieron a pensar, sin dejar de entrelazar sus dedos. Ahora, los esperaban dos meses lejos de todo y todos, en Bali, disfrutando de esa cultura nueva y fascinante para ambos. Aprovechando su compañía mutua al máximo posible. Sabían que iban a estar repletos de besos, caricias, abrazos y demás sensaciones magnificas durante las noches. Era como si se iban de luna de miel durante todo ese periodo de tiempo, pero también sintiéndose libre por primera vez en todo lo que iba de su relación.

-viste que lindos se veían mi hermano y tu prima? -le preguntó Rocío, saliendo ella misma de su burbuja de pensamientos y sacándolo a él también
-mi prima está feliz, que no es detalle menor con todo lo que sufrió de chiquita -sonreía, otra cosa no le salía hacer
-y sí, perder a los padres con 10 años no debió haber sido fácil -Nicolás le había contado esa historia hacía un tiempo
-nada fácil, pero por suerte nunca se quedó sola. Nos tenía a mí y a mi familia para lo que sea -desvió la vista recordando -hasta que conoció a tu hermano y fue como si se hubiera olvidado de mí -suspiró
-No te pongas celoso, tonto -le besó suavemente los labios -al final, en serio estábamos destinados a estar juntos, porque si vos y yo no nos hubiésemos conocido, ellos no se conocían tampoco, no? -eso era algo que no le quedaba muy en claro a Rocio
-No, no se conocerían, porque se vieron por primera vez en la fiesta esa a la que me obligaste a ir con una acompañante, para que me dejen entrar. Como yo no sabía quién era el otro con el que te ibas a casar y te vi muy pegada a Benja, te mandé un mensaje de que me esperaras en tu cuarto mientras Lali lo distraía. La sorpresa fue mía cuando me enteré toda la verdad, y para peor, entregué a mi primita a los brazos de cualquiera -.
-qué cualquiera ni cualquiera. Mi hermano es muy buen partido -le pegó despacio en el hombro
-te amo Rosa -lo dijo tan de repente y con una mirada tan pacífica, que Rocio no hizo otra cosa que sonreír como tonta enamorada -y la verdad que tenes razón: nosotros estamos destinados a estar juntos. Uno no pasa tantas cosas para terminar separados -.
-destinados o no, yo me quedo con vos -volvieron a besarse, pero esta vez por un tiempo más prolongado. Realmente estaban tan felices con lo que les pasaba, que no les importaba tener que estar lejos de su lugar para poder estar juntos. Las personas que valían la pena se mantendrían en contacto, así que ellos simplemente debían ocuparse de disfrutar su amor en todos y cada uno de los aspectos.

Si dos personas están destinadas a estar juntas, se encontrarán al final del camino aún tras mil tropiezos.

martes, 16 de abril de 2013

Todos Juntos 2013 - Nicochi


Todos Juntos 2013 ♥

-Ro, ese vestido es muy corto -Nicolás y Rocío se encontraban en el departamento de él, alistándose para el evento que tenían esa noche
-es más largo que el que usé anoche -lo miró sin entender
-pero es diferente cuando salís conmigo a cuando vas a algún otro lado -le aclaró mirándola serio
-qué te pasa Riera? Nunca te molestó la forma en que me visto -alzó una ceja
-no me molesta cuando te vestís sexy para mí, para los demás sí que me molesta -.
-yo solo me visto así para vos -se le acercó y le tomó el cuello de la camisa, para arreglarlo -aunque sé que te gusta más cuando me desvisto para vos -le habló de forma sensual, mirándolo de reojo
-Igarzabal, no me provoques porque se nos hace tarde -la tenía tomada de la cintura, lo más próxima a él posible
-qué? Yo no hago nada -le besó el cuello muy lentamente
-así empezó lo de hace un ratito en el baño Rosa -ya estaba entrando en clima, uno no conveniente cuando debían irse
-se te pasó el raye? -le sonrió
-sólo vos lográs esto -le devolvió la sonrisa y le besó los labios cortamente -te amo -quedaron con sus frentes juntas
-yo también, mucho Puki -le tomó la mano y se dirigieron a la puerta, para partir hacia el salón donde se efectuaría la fiesta

~

-bueno, nos vemos adentro, dale? -Rochi abrió la puerta del auto y salió, sin darse cuenta que él lo hizo aún más rápido, para tenderle la mano al estar de pie fuera del automóvil -qué haces Nico? No podemos entrar juntos -otra vez en la misma noche, no entendía que sucedía
-si nos presentamos juntos en año pasado, por qué este no? -la miró incrédulo
-porque los productores nos dejaron en claro, el 15, que no podíamos -le hizo recordar
-no entiendo -revoleó la vista
-estas raro amor... -le acarició el rostro
-entremos al mismo tiempo, no de la mano. Pero que las fotos sean de nosotros juntos -nuevamente le dio un beso corto y comenzó a caminar

Los fotógrafos les sacaron fotos en la alfombra roja previa a la entrada del establecimiento. Hicieron algunas notas, rieron, y tuvieron que negar su amor como tantas veces, pero, en esta ocasión,  Nicolás no bromeó al hacerlo, estuvo más serio de lo habitual, algo que le llamó la atención a la rubia, pero no podía interrogar en ese instante, así que esperaría hasta estar lejos de los periodistas para hacerlo.

-después tengo que hablar con vos -le avisó al oído mientras se ubicaban en sus lugares correspondientes
-pasó algo? -preguntó preocupado
-eso deberías decírmelo vos -le dirigió una mirada seria

No hablaron más por el momento, la comida había llegado y el evento ya comenzaba a ser transmitido desde el interior, lo que quería decir que debían cuidarse de no mostrarse demasiado.

La noche transcurrió medianamente tranquila. Nicolás acariciaba a Rocio por debajo de la mesa, la miraba por mucho tiempo y muy seguido. Estas actitudes no le hubiesen resultado tan extrañas a ella, si no fuera porque ya desde el instante en que salieron del depto, él se estaba comportando así.

-Mica, vos no dijiste que tenías que ir al baño con Ro? -Nicolás le hizo una seña a su amiga y ella comprendió
-si -sonrió -me acompañas Ro? -.
-vamos -entre tanta extrañeza, salir de la sala con Micaela era un respiro
-qué le pasa a Nico? -preguntó la morocha cuando ya estaban lo suficientemente alejadas para que nadie las escuche
-creo que ni él sabe -miró hacia otro lado y suspiró -está raro desde el medio día, cuando nos pusimos a hablar de esta fiesta -bajó la mirada, algo triste
-hey! Volvamos a la mesa y cambia la carita -la abrazó fuerte y le sonrió, intentado que la imite. Sabía que si seguían hablando de lo mismo se pondría peor

Cuando regresaron al salón, Rocío observó a Peter, su amigo y ex compañero de banda, bajar del escenario. Ahora estaba un poco más desanimada que antes.

-Nico, por qué no me avisaste que estaba Peter? Lo quería ver -quería que él se sienta apoyado, como ocurrió el año pasado en esa misma fiesta
-me colgué, perdón -le sonrió despreocupado y siguió en lo suyo, hablando con Santiago Ramundo, quien se encontraba a su lado

El evento finalizó con muchas sonrisas de parte de todos los presentes, o casi.
En la puerta de salida había un pequeño caos. Las personas querían salir del salón, pero hacia unos momentos se le habían caído varias bandejas con vajilla de vidrio a dos de las mozas, es decir que estaban intentando limpiar todo lo más rápido posible para que los invitados no sientan la noche arruinada por un, casi, insignificante inconveniente.

Rocío y Nicolás salían de la mano, cuando a ella se le enganchó su abrigo con la reja. Estuvo unos segundos desenredándose, y cuando logró hacerlo, levantó la vistas encontrándose sorpresivamente con Pablo, su ex. Se quedó en silencio, mirándolo, con la cabeza en blanco.

-hola Rocío -la saludó formal, pero sin una sonrisa
-hola Pablo -ella sí sonrió de costado, la incomodidad era muy notable -eh... -vaciló -me tengo que ir, nos vemos -apresuró el paso hasta llegar al automóvil blanco que la estaba esperando. Nicolás miró toda la situación desde afuera, muy serio

-a dónde estamos yendo Puki? -le preguntó al notar que aquel recorrido que estaban haciendo no era el cotidiano hacia el departamento de él -Espera... -habló en susurros razonando -me estas llevando a mi casa? -no entendía nada, estaba atónita y Nicolás no respondía -qué te pasa hoy? -.
-va a ser mejor así -habló en un tono muy débil
-mejor para quien? Yo no entiendo nada, te comportaste raro todo el día, te nombraba la fiesta y ponías mala cara. Si no querías venir me decías -miró para otro lado -y lo peor fue ahora a la salida, parece que te molestó que te haya hecho esperar... -lo último lo dijo casi sin voz -Nicolás, vos estás celoso? -finalmente estaba atando cabos sueltos y comprendiendo
-debería estarlo? Y de quién? De Pablo? -frenó el auto junto a la orilla del río que había allí en Martínez
-sos un idiota -se bajó del automóvil enojada

Respiraba hondo y pensaba en todo lo ocurrido. Lo que más le molestaba no era el hecho de que esté celoso, eso hasta le resultaba tierno, sino que parecía que no le tenía confianza, y eso, además, le dolía y la ponía triste.
Pero debía admitir que lo entendía, incluso ella había pasado por algo similar hacía unos meses atrás.

-tengo frío -se le aproximó, con la cabeza gacha y voz de nena pequeña
-perdón -la arrimó más a él tomándola de la cintura -tenes toda la razón, soy un idiota -su mirada también estaba baja
-no, no lo sos. Dije eso de tonta, o a caso no te acordas en la fiesta de la revista Caras como me puse con Silvina ahí presente? Igual o peor que vos. Con la diferencia de que vos te diste cuenta mucho antes que yo hoy y supiste como hacerme sentir segura perfectamente -sonrió pícara al recordar esos besos traviesos que le robó en el baño de aquel evento
-Rochi no me intentes recompensar la actitud de hoy. Por celos estúpidos no disfruté la noche. No te dije lo hermosa que estas, ni lo embobado que me dejaste con el perfume; lo bien que me hace sentir verme reflejado en tus ojos, ni lo que me produce escuchar que me hables con tanto cariño. No te dije que te amo, y eso es algo que me gusta repetirte todos los días -le acarició el rostro, secándole la lágrima que tenía derramada en la mejilla -por qué lloras? Ves que soy un idiota? -suspiró derrotado. Lo que nunca quiso hacer fue lo que logró: lastimar a la mujer más importante en su vida
-sos el idiota que me tiene perdidamente enamorada. El que me hace sonreír todos los días, sos el idiota que amo, tonto -rió y le besó los labios muy suavemente, esperando que él responda como sabía hacer

Y así ocurrió. Nicolás se apoderó de sus labios rápidamente, para besarla con pasión y desesperación. Estar peleado con ella, aunque sea unas muy pocas horas, lo destruía, y es que en Rocío había encontrado a una mujer que de le complementaba a la perfección. Era muy distinta a sus anteriores novias, dos chicas súper extrovertidas y de carácter muy fuerte. No decía que su novia actual era una chica tímida y manejable, todo lo contrario, era alguien tranquila con quien se podía hablar de una gran diversidad de temas, haciéndole ver el mundo de una forma muy diferente a la que ya tenía.
También sabía que él era diferente a los exs de ella, por quienes sufrió mucho, y no quería que eso le vuelva a suceder. Era como una muñequita de porcelana, hermosa pero fuerte y frágil al mismo tiempo. Si podía, le impediría cualquier sufrimiento innecesario.

-no sé si estaremos realmente todos juntos este 2013, pero que vos y yo lo estaremos, no hay duda -sonrió y la volvió a besar, está vez sintiendo sonrisas entre labios
-te diría de que vayamos a mi casa, porque estamos cerca, pero tengo muchas ganas de que me hagas el amor, así que vamos para tu departamento -eso era algo más que le encantaba de su personalidad, el comportamiento para con los demás contrastaba completamente a como se mostraba en la intimidad. Era una mujer perfecta para él, era su perfección realizada. Y la amaba tanto que no lo podía explicar.

miércoles, 30 de enero de 2013

New York's Love

New York's Love

Lo veía irse y se le partía el alma. Cómo es que eso había sucedido? Todo estaba tan perfecto, el viaje ideal, el sueño cumplido, y de un momento a otro, todo se derrumbó, como en un abrir y cerrar de ojos, casi sin explicaciones. Él parecía enojado, suponía que por enterarse de esa forma, pero tampoco fue su intención, ella quería contarle, pero no había encontrado la ocasión, y todo fue tan rápido.

Giró, y lo sintió a su lado. Las lágrimas seguían rodando por sus mejillas, imparables. Intentó calmar su respiración al mismo tiempo que lo abrazaba más fuerte, haciendo que él se despierte. La miró extrañado y automáticamente le acarició el rostro, limpiándole el llanto a su paso.

-qué pasó Ro? -ella no respondía -tuviste una pesadilla? -asintió levemente -o te arrepentís de lo de ayer? -la rubia se acomodó un poco, poniéndose a su altura
-no, de eso nunca me arrepentiría -sonrió como pudo

Flash back

-10... 9... 8... 7... 6... 5... 4... 3... 2... 1... Happy new year! -exclamaba la gente a coro en el Time Square mientras bajaba la Bola de Fin de Año, celebración tradicional allí
-Feliz año nuevo mi amor -y ellos se besaban, algo típico también. Empezaban el nuevo año junto al amor que elegían día a día -Te querés casar conmigo? -sacó de su bolsillo una pequeña cajita, que contenía dentro un anillo hermoso, simple, pero con un brillante que deslumbraba. Rocío estaba completamente impactada, si había algo que no se esperaba, eraq aquello
-sí -murmuró -sí -elevó un poco el tono -sí! -casi gritó cuando se convenció de que ello estaba sucediendo realmente, pasando sus brazos por al rededor del cuello de él
-te amo -le dijo tranquilo, pero con una sonrisa que expresaba toda su felicidad
-te amo, te amo, te amo -ella estaba mucho más exaltada
-I LOVE YOU -sonrió y la besó, sellando así el compromiso que acaban de tener

Fin flash back


El rubio y la rubia. Los de ojos claros. Rochi y Nico. Rocío Igarzabal y Nicolás Guggiana. Él de 27, ella de 23. Dos jóvenes que se conocían desde hacia unos años, cuando él fue a recorrer Argentina, como viaje de placer, y allí se la encontró, paseando a su pequeño caniche por las calles de Buenos Aires. No era alguien con vergüenza, de modo que se le acercó amablemente y comenzaron a charlar. Entre una cosa y otra, la invitó a salir, y así es que anduvieron juntos por cuatro meses, hasta que un día, de urgencia lo llamaron. Debía volver a Estados Unidos, su papá estaba internado grave, no se sabría si se recuperaría, y lo último que el señor quería, era ver a su familia toda junta.
Nicolás la invitó a viajar con él, no quería separarse de ella, pero Rocío no pudo aceptar la invitación: su trabajo, su madre, sus obligaciones se lo impedían.

-quién es? –preguntó Nicolás al escuchar que golpearon la puerta
-somos del departamento de turistas y buscamos a la señorita Igarzabal –ambos abrieron los ojos
-si? –respondió ella
-mañana mismo tiene que volver a su país, la VISA vence hoy –le informaron, y cayó en la cuenta de que sí, era el día indicado
-muchas gracias por recordarlo –intentó sonar amable, aunque no estaba segura de haberlo logrado
-mañana te tenés que ir? –Nicolás perdió gran parte de su alegría
-sí –ella bajó la mirada
-eso es lo que me tenías que decir hace unos días –asintió –quizás… -Rocío lo miró –yo pueda hablar con mi abuelo para que hable con alguno de sus contactos y te puedas quedar –sonrió
-no Nico… -él le interrumpió
-por qué? –preguntó al instante
-hace tres meses que no veo a mi mamá, tengo que arreglar unas cosas allá también. Necesito volver –le explicó serena
-pero vas a volver y te vas a casar conmigo, no? –se lo escuchaba con miedo, como si pensara que eso era un cuento, donde a las doce, todo volviera a ser como antes, y nada feliz
-obvio Puki –se le acercó, muy sonriente, y lo besó, con tanto amor que las dudas tontas que él tenía se desaparecieron automáticamente

Y entre mas besos volvieron a hacer el amor como en la noche que acaba de pasar. Mimos, caricias, palabras bonitas y otras tantas inentendibles. Se tocaban como expertos pero con tal suavidad que sorprendía. conocían sus cuerpos casi de memoria y eso hacía que las sensaciones sean mucho mas magníficas, ya que no se quedaban en el molde, disfrutaban de mil y un maneras. 

~ Meses mas tarde

La veía entrar del brazo de Mariano, su propio hermano, ya que ella no tenía ningún allegado hombre que la escoltase, y aquel chico, en pocos meses, se había convertido en un gran amigo. Jazmín, la otra hermana de él, lo miraba y le sonreía. Ella le había contado todo el drama que fue elegir la vestimenta y qué más podía hacer Nicolás que sonreír?.

Flash back

-Má, vení, es por acá –dijo la rubia, dirigiendo a su madre en esa gran ciudad
-con qué necesidad tenemos que venir hasta Estados Unidos a comprar un vestido? Cerca de casa hay una modista muy delicada –protestaba Adriana, que no era amante de los altos edificios y las acumulaciones de personas
-es que… -la miró –este es mi sueño ma, y además, Nico insistió mucho para que lo haga acá –señaló la puerta de Kleinfeld, una tienda muy reconocida de vestidos
-Rochi! Llegaste –exclamó Jazmín, quien al tiempo de haberla visto parada afuera, salió también a recibirla
-Hi Jaz –rió. Le gustaba mucho hablar un poco en español y otro poco en inglés, algo que podía compartir con toda la familia Guggiana –te presento, ella es mi mamá -.
-hola, un gusto –esa pequeña rubia era tan simpática como su hermano
-hola –Adriana sonrió tímida

Ingresaron y las dos argentinas quedaron impresionadas por la magnitud y belleza del lugar. Si bien habían visto muchas veces el programa de televisión en donde se transmitía la tienda, en persona no se comparaba con nada.
Comenzó la cita en búsqueda del atuendo perfecto para la ocasión más importante de su vida, y al llegar a la pregunta del dinero, dos respuestas se hicieron presentes al mismo tiempo: “Lo más económico posible” “No hay límite”. Ambas rubias se miraron. Jazmín sonrió, y Rocío no. La de ojos miel no tenía planeado gastar mucho en algo que duraría sobre el cuerpo, menos de doce horas. En cambio, Nicolás le había pedido expresamente a su hermana, que se cerciorara de que Rocío obtuviera el vestido que quisiera, sin ningún impedimento.

Luego de probarse algunos vestidos que no la dejaron encantada, se encontró con uno que la deslumbró. Era corte sirena a partir de las rodillas, y tenía una cola de largo mediano. Era plisado en su totalidad, y bien ajustado al cuerpo. De escote corazón, con un decorado con pedrería en la parte superior del lado izquierdo. Realmente hermoso, tanto que la hizo emocionar. Se imaginaba caminando con él hasta el altar, a un Nicolás boquiabierto y precioso, mirándola sorprendido ante esa imagen diferente de ella. Pero no, todo no podía ser tan perfecto, algún problema debía haber, y sí, nuevamente el precio. A quién se le ocurría gastar siete mil dólares en un vestido? Eso era inaceptable.

-Rochi, me dijo Jaz que encontraste tu vestido pero que no lo querés comprar -ante la negativa de la Rocío, Jazmín decidió llamar a su hermano
-imposible comprar un vestido tan caro por tan pocas horas -expresó su punto de vista
-Ro, a partir de ahora y para siempre vas a ser una princesa. Y toda princesa tiene un hada madrina. Vos tenés dos: Jaz y yo. Si te fijas bien, ningún hada madrina se fija en los precios, lo único que buscan es la felicidad de la princesa, así que si te encanta el vestido, compralo, y ningún drama más -el rubio sabía qué decirle exactamente para convencerla
-te amo -volvió a lagrimear, y nuevamente por emoción
-hermanito, yo sabía que no me equivocaba al llamarte -la pequeña rubia le quitó el teléfono a la de ojos miel, ya se notaba que la compra se efectuaría

Fin flash back 


-estamos aquí reunidos para celebrar la unión entre Rocío Igarzabal y Nicolás Guggiana -comenzaba a decir el cura que realizaría la misa de casamiento 

La ceremonia continuó con las palabras adecuadas, entre miradas profundas y de suma felicidad. Las sonrisas en los rostros de los novios eran imborrables, pues habían pasado por mucho para que eso se pudiera hacer realidad, y una vez que lo vivían, querían disfrutarlo al máximo, y nada mejor que mostrando la alegría que había en sus corazones. 

Luego de algunas palabras más, llegó la parte más literal del casamiento. 

-entonces, Nicolás Adolfo Guggiana Riera, acepta a Rocío Igarzabal como su legítima esposa, para amarla y respetarla en la salud y el la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la prosperidad y en la adversidad, hasta que la muerte los separe? -Nicolás comenzó a recordar rápidamente todo lo vivido con ella, lo bueno, lo no tan bueno y lo mágico: todo. 

Flash back

Habían pasado dos semanas de separación por primera vez desde que se conocieron. Rocío tenía miedo de llamarlo, pues no sabía cómo era la situación del padre de él, y no quería incomodarlo.

-hello? -atendió el preguntando ya que no reconocía el número
-hola Nico -lo saludó tímida
-Rochi? -una extraña felicidad lo invadió
-si -sentía vergüenza al estar hablándole
-todo bien ? -el tono de voz se le notaba completamente diferente al del principio de la conversación
-sí, vos? -estaba un poquito más desinhibida
-bien, contento por escuchar tu voz -Nicolás era alguien directo. Luego de eso se produjo un silencio algo incómodo
-cómo está tu papá? -sabía que quizás no era una pregunta adecuada, pero desde que se había ido le carcomía la cabeza saber cómo se estaba sintiendo
-bien por suerte. Sigue internado, está débil, pero estable. Cuando nos vio entrar a los cuatro a la habitación sonrió de la forma más sincera que le vi en mi vida, así que después de eso, intentaba ponerse mejor con más ganas. No va a poder irse del hospital, pero sabemos que va a estar con nosotros un tiempo más -se lo escuchaba realmente feliz
-me súper alegra Nico -le hizo muy bien saber que estaba en un buen momento, por así decirlo
-gracias por llamar y acordarte -él también estuvo pensando en ella, pero no quería molestarla, o lo que sea

~

-Rochi, dónde estas? -le hablaba él por teléfono
-en casa -habló por lo bajo
-cómo que en tu casa? Tenes que estar acá, en dos semanas nos casamos! -se exaltó
-pero no puedo ir ahora, estoy muy atareada con el trabajo, tengo que terminar esto para la semana que viene, y ni estos pocos días me alcanzan para terminar -dijo mientras no dejaba de tipear
-Rocio... -suspiró resignado
-Nico, tengo que cortar. Necesito trabajar -terminó la comunicación sin despedirse

Rocio continuó trabajando sin parar y sin importarle nada. No le gustaba completamente su trabajo pero se esmeraba por hacerlo bien. A pesar de mudarse a Estados Unidos pronto, intentaría que la trasladen allí antes de tener que renunciar.

-Hey! -escuchó que decían a sus espaldas y se asustó
-qué haces acá Nicolás? -lo miraba y no lo podía creer
-y, como me dijiste que no podías viajar para allá porque no llegabas con tu trabajo, vine yo para acá así hacemos todo mas rápido -sonrió con esa sonrisa tan particular que Rocio casi se queda sin habla
-no era necesario -se le acercó y le dio un beso, expresándole lo agradecida que estaba con él, lo feliz que le hacía sorprendiéndola todos los días. Le decía a través de esa conexión que lo amaba y que nunca se arrepentiría de ello
-aunque, vos sabes que esto no es necesario -acotó
-Nicolás, no empieces otra vez con lo mismo, estaba todo tan bien hasta ahora -se separó brusca
-está bien, está bien -la tomó por la cintura nuevamente -perdón -le robó un beso -en qué te ayudo? -mejor era volver al tema anterior, una discusión por ese motivo no sería agradable

Fin Flash back


-Sí, acepto -mostró sus dientes feliz, mientras los ojos se le aguaban debido a la alegría. Realmente habían vivido muchas cosas, pero lo más importante era que las habían atravesado juntos 
-Y usted, Rocio Igarzabal, acepta a Nicolás Adolfo Guggiana Riera como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo en la salud y el la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la prosperidad y en la adversidad, hasta que la muerte los separe? -y cómo no, ella también comenzó a recordar

Flash back

-Rochi! -la saludó efusiva María Laura, su futura suegra
-hola, cómo andas? -la semana de trabajo había ya pasado junto a Nicolás en Argentina. Ellos acababan de llegar a New York
-me contó Marian que te gusta el diseño -comentó la señora
-sí, me encanta -contestó sincera
-no te agradaría trabajar conmigo en mi industria? A los diseñadores gráficos se le están acabando las ideas y se necesita refrescar -sonrió y giró su rostro al escuchar cerrarse la puerta
-Nicolás! -casi gritó la rubia hacia él
-qué pasa amor? -Rocio no tenía muy buena cara
-qué te dije? -sí, estaba enojada
-de qué? no entiendo -eso era verdad, no comprendía de qué hablaba
-que no quiero que me regales un trabajo acá, yo puedo conseguirlo tranquila -su tono de voz mostraba completo enfado
-yo no hice nada Ro -él no se alteraba, realmente no quería pelear
-claro -dijo irónica saliendo de dónde estaban los tres
-qué pasó ma? -le preguntó él a su madre, quién se encontraba parada allí, sintiéndose completamente incómoda
-le dije que me gustaría que se una a nuestro equipo de trabajo, porque tus hermanos me contaron que ella es muy buena diseñadora gráfica y creímos que estaría bueno renovar la imagen de la marca -contó inocente, sin saber qué había hecho mal
-ah, entiendo -bajó la vista
-mejor me voy a casa, por si vuelve y yo meto la pata otra vez -rió por lo bajo, le dio un cariñoso beso y lo dejó solo
-y ahora qué hago? -se preguntó en voz alta, indignado

Pasaron cerca de dos horas y Nicolás no tenía noticias de Rocio. Ya se estaba preocupando, pero no quería molestarla llamándola ni nada. La conocía, y sabía que en esas situaciones ella necesitaba pensar tranquila, sin interrupciones, y en el momento en que aclarara su cabeza, volvería, se comunicaría con él, o algo.

"I need you". Le llegó el mensaje y se desesperó. Qué pasaba? Dónde estaba? Con quién se encontraba? Las preguntas comenzaron a invadir su cabeza, creándole malas posibles situaciones que podrían haber sucedido y no lo soportaba.
Para su suerte, al instante le llegó otro mensaje diciéndole si la podía ir a buscar a determinado sitio. No tardó mas de 15 minutos en llegar, iba rápido impulsado por la necesidad de verla bien. Y apenas entró al bar donde le había dicho, ella se le abalanzó para abrazarlo bien fuerte y no soltarlo hasta llegar al auto.

-gracias y perdón -bajó la vista. Se encontraban fuera del automóvil, Nicolás con su espalda apoyada en él y ella entre sus brazos, siendo protegida del frío y del miedo
-mi mamá me contó lo que pasó -le aclaró él
-como si no supieras -suspiró
-che, no peleemos -le acarició el rostro -en serio yo no le dije nada a mi mamá. Que me encantaría que estés en la empresa familiar no te lo voy a negar, pero sé respetarte -Rocio lo miró de reojo
-perdón, soy una tonta -habló con voz de nena pequeña
-qué pasó recién? -se refería al mensaje de texto
-salí a caminar enojada. Caminé, caminé y me perdí. Sentí que me seguían, entonces me metí en el primer local que vi. Tenía miedo de verdad. No me dejes hacer estas estupideces Nico, manteneme con vos -rozaban sus labios
-te amo Rosa -sus miradas estaban conectadas

Fin Flash back


-sí, acepto -ella también tenía los ojos llenos de lágrima, pero su sonrisa era la que destacaba en su rostro

Luego de esas dos palabras tan especiales, una niña de cinco años que llevaba puesto un vestido color rosa bebé se les acercó. Era la prima de Rocio, quien en su momento, hizo pasar una mala experiencia a Nicolás, pues hacía unos años, cuando no la conocía, creyó que era hija de la rubia, ya que la había llamado "Ma". La ojimiel tuvo que rebuscárselas para hacer que la escuche, y terminó lográndolo. En el momento que le pudo aclarar las cosas, él suspiró aliviado. No era un desalmado que no aceptaría a la hija de quien amaba, pero estaba aterrado por no ser aceptado por la nena, o peor, que la misma Rocio no quiera estar con él debido a eso. Pero pasado todo, supieron como disfrutar los momentos en Argentina junto a Martina, la chiquilla en cuestión, quien siempre les hacía reír con sus ocurrencias.

-Yo, Nicolás, te tomo a ti Rocio como mi esposa -comenzó a decir él cuando tomó el anillo de oro blanco y se dispuso a colocarlo en la mano de ella -prometiéndote amor eterno, porque lo que yo siento por vos, va mas allá de las reglas de la vida. Estoy seguro que ni la muerte nos separará, porque yo creo en la eternidad de las almas, y las nuestras están destinadas a estar juntas para siempre -sonrió al ver como se lucía la piedra brillante en su dedo
-Yo, Rocio, te tomo a ti Nicolás como mi esposo -era el turno de ella de decir sus votos matrimoniales -comprometiéndome para con vos a intentar ser mejor personas todos los días, a hacer hasta lo imposible para que seamos felices, porque lo que vos necesites y yo te pueda ayudar, será algo que no se dudará. Vos me haces feliz desde el primer día que te vi. Cumpliste mi sueño, me dejaste vivir con vos acá y me protegiste en cualquier situación, como estoy segura que seguirás haciendo. Te amo porque sos My New York's Love -rió entre dientes y él la acompaño en acción. Ese término era una forma cariñosa y graciosa con la cual se llamaban desde hacía mucho tiempo. Era su particularidad, única e irrepetible

Y así es como se daba inicio al primer día del resto de sus vidas, tal como él tenía en mente desde que se había despertado. Su razón para sonreír y seguir adelante tenía nombre y apellido, y acababa de convertirse su esposa. Su felicidad estaba completa. Aquel amor que había nacido en Argentina, florecido y concretado en Estado Unidos, hoy daba un paso más, uno muy significante para todos, pero principalmente para ellos. Estaban preparados para estar juntos, viviendo el sueño de un real y magnífico New York's Love.

(Vestido http://twitter.com/Michusay/status/2967 ... 84/photo/1 )

martes, 1 de enero de 2013

My happiness are you ♥


My happiness are you ♥

Como muy seguido hacía, ese sábado Rocio salió a bailar con sus amigas.
Ella se consideraba una persona feliz, con sus 19 años le gustaba estudiar psicología, cantar y tocar la guitarra. Decía ser un poco inmadura en algunas cosas, y “estar grande” para tantas otras. Vivía sola con su madre, Adriana, en una casa sencilla pero bonita.

En determinado momento de la noche, la rubia avisó que iba a la barra por algo de tomar. Dijo que iba sola, ya que todas sus amigas estaban en buena compañía y no quería ser inoportuna.

-siempre venís por acá? –escuchó a su espalda y automáticamente pensó “siempre el mismo chamuyo?”, pero al darse cuenta, quedó atónita
-a veces –sonrió exageradamente feliz
-entonces tendré que venir más seguido –sí, el discurso seguía igual que todas las anteriores veces
-si vos querés –tomó un sorbo y terminó su trago
-te invito a tomar otra en una mesita, querés? –cómo negarse ante él
-dale –obviamente iba a disimular un poco su entusiasmo, tenía que verlo como cualquier otra persona más

Hablaron de muchas cosas en ese rato que tomaban algo juntos. Estudios, trabajo, familia, hobbies y más. Algunas cosas eran verdad, otras no, y ella sabía exactamente qué lo era y qué no precisamente, pero entendía a la perfección el motivo de por qué lo hacía.

-tengo que decirte algo –bajó la vista –y quizás esto haga que te vayas y no me quieras hablar más –era probablemente lo que él iba a hacer
-no creo que quiera eso, pero a ver, decime –sonrió y ella se derritió
-yo soy fan tuya, apenas te vi, no podía creer que me estabas hablando. Supe que mentías cuando me dijiste que no estás trabajando, que estudiaste abogacía, y que eras hijo único. Te sigo desde Casi Ángeles y realmente te admiro, y hoy mismo me demostraste personalmente lo buena persona que sos, algo que nunca dudé –sonrió serena, sabía que ese era el fin de un buen momento
-Nico, nos estamos yendo –un amigo de él, Matías Bosio reconoció ella, se les acercó
-me pasarías tu número de celular? así te llamo y nos vemos otro día –le guiñó el ojo y la ojimiel le dio su teléfono

~

“Nico, estoy en la puerta de los estudios, cuando salgas, podrás frenar?”

Envió el mensaje con miedo a pesar de que hablaban seguido. No habían vuelto a verse personalmente, pero sí por skype, y charlaban largas horas por celular, facebook y MD.

“Hola Rubia  Todo bien? Sí, yo también. Hay mucha gente afuera?”

Recibió la contestación al instante, y rió al leerla.

“Por vos estoy yo sola. Hay muchas fans de Carina”

Le informó el estado en que se encontraba la calle de Pampa, lugar donde Nicolás Riera grababa Dulce Amor, junto a su amiga, Mariana Espósito, y un gran elenco.

“Querés entrar?”

Eso no se lo esperaba Rocio. Muchas veces había fantaseado, soñado con poder ingresar, pero siempre fue eso, algo de su imaginación, nada que se pudiese llevar a la realidad.

“Acercate a la puerta, que en 5 va un amigo preguntando por vos y te dejan pasar”

Nicolás no esperó la respuesta de ella, porque sabía que aceptaría sin dudar, o de otro modo, se hubiese negado automáticamente luego de recibir el mensaje con la invitación.
Dicho y hecho. Ella se acercó al guardia sin decir nada y una persona la estaba esperando, preguntó su nombre, y al escuchar el indicado, la hizo pasar.

El rubio la estaba esperando con una sonrisa espléndida en su rostro. La vio y la saludó con un beso en la comisura de sus labios, lo que hizo que ella se ponga un poco nerviosa.

-desde qué hora estás afuera? -preguntó él ofreciéndole un lugar para sentarse y algo de tomar. Estaba en un momento libre
-desde las... -pensó un instante y miró su reloj -sí, desde las 10 -sonrió
-seis horas esperando? -ella asintió -por qué no me mandaste un mensaje antes? -estaba atónito
-porque mi idea era verte a la salida, no que me hagas entrar -rió entre dientes
-Rochi... -se la quedó mirando
-Nico, a grabar -le avisó un productor
-vení, te muestro el piso y te presento a Lali -la tomó de la mano y la dirigió hacia donde debía ir

La tarde pasó entre risas por parte de Nicolás y Mariana, quienes se tentaban en las escenas, y también reía Rocio, viendo la situación desde afuera.
Al momento de saludar a la morocha, Nicolás dijo algo como “ella es Rochi, la que te conté” y la rubia quedó sin habla, no podía creer que él había hablado de ella con sus amigos. Y a todo esto, Lali hizo un comentario que la hizo sonrojar: “Al fin conozco a la tan nombrada”.

Él se ofreció a llevarla a donde sea que necesitaba ir, luego, algo a lo que Rocio aceptó con la cabeza gacha y una vergüenza increíble. Es que lo creía todo irreal, hacía unas semanas nada más, ella soñaba con poder conocerlo, y ahora, estaba sentada en el asiento delantero de su auto, siendo llevada hasta su casa, literalmente un sueño.

-así que le hablaste de mí a Lali? –cuestionó riendo entre dientes
-sí –asintió –pasa que es mi mejor amiga, me conoce mucho, y al ver la sonrisa que tenía estos días, me preguntó, y no le podía mentir –hablaban dentro del automóvil, estacionados en la esquina
-me tengo que ir –señaló la puerta, amagando a bajar
-gracias por ir hoy –y como muy seguido hacía, clavó su mirada en la de ella
-gracias a vos Nico por hacerme entrar -inevitabitablemente miró sus labios
-Rochi... -posó suavemente una de sus manos en el rostro de ella
-mm... -musitó cerrando lentamente sus ojos y esperando lo que sea

Y lo que tenía que ser, fue. Nicolás se acercó un poco mas a ella, y unió sus labios delicadamente. Hacía unos cuantos meses que había cortado con su ex, todo ese tiempo pasó él sin haber vuelto a sentir esas mariposas en la panza, esa felicidad con solo escuchar la voz de ese alguien especial. Definitivamente el rubio se estaba enamorando, y eso le encantaba.
Y para qué mentir? A Rocio también le encantaba. Era la primera vez que sentía algo así. Con 19 años era la primera vez que le gustaba un chico de verdad, porque a pesar de estar rodeada de una sociedad donde todos se apresuran y no reconocen los tiempos valiosos que hay para cada cosa, su madre procuró criarla bien, siendo primordial el respeto por uno mismo.

-te llamo en un ratito, querés? -preguntó él cuando sus labios se despegaron, pero no sus frentes, mientras sus ojos permanecían cerrados y las sonrisas mas amplias y sinceras se dibujaban en sus caras
-sí -asintió -nos vemos -le dio un corto beso y luego bajó del auto

~

-ma, si querés salir con las chicas anda, a mí en un rato me vienen a buscar y me voy -le gritó Rocio a su madre, quien acababa de terminar una llamada telefónica
-quién te pasa a buscar? -Adriana se acercó hacia el sofá, donde su hija estaba sentada viendo la televisión -vos andas con alguien? -la rubia no respondió -cómo se llama? -sabía que si no decía nada, era cierta su suposición
-Nicolás -admitió por lo bajo
-ah -sonrió -por lo menos no se te va a hacer muy difícil nombrarlo, ya lo hacías todo el día con este de Casi Ángeles, ahora uno de la realidad, es un avance -rió y Rocio también -te veo para cenar entonces? -cambió de tema, no había necesidad de ser redundante
-sí, creo -y no hubo más conversación.

Habían pasado seis semanas desde que se conocieron. Salían cada tanto. Cuando él no tenía presentaciones o compromisos aprovechaba para llamarla, y si se podía, iban a cualquier parte, simplemente para verse y pasar un buen momento juntos.

Adriana se fue, y pasados unos treinta minutos, Rocio también. Nicolás pasó a buscarla en su Chevrolet Sonic blanco. No le dijo a dónde irían, pero sí que se pusiera un calzado cómodo, pues a él le gustaba caminar. Qué mejor lugar para hacerlo que los bosques de Palermo bajo el sol primaveral? Allí fueron y disfrutaron de la tarde.

Caminaban tomados de la mano, gesto que a ambos les fascinaba. Iban encantándose con el paisaje a cada paso, el rosedal con todas y cada una de sus flores, los patos y los patitos, la tranquilidad de observar las hojas de los árboles moviéndose por causa del viento. Rocio no dejaba de sacar fotos, y de vez en cuando le tomaba alguna a él desprevenido, era tan lindo que no se podía resistir.

-quiero una foto con vos -giró y vio como rápidamente bajaba la cámara -qué tan mal salí? -preguntó riendo
-imposible que salgas mal -fue un comentario que le hizo recordar a cuando hablaba de él como una fan, ya que siempre decía eso
-después quiero sacarte yo fotos a vos, así me las quedo y te veo sonreír a la noche -ella bajó la vista avergonzada
-nos sentamos ahí? -.
-qué cara ponemos? -sabía que la acotación anterior la había incomodado un poco, así que prefirió no seguir con aquello
-primero una sonriendo -él tomó la cámara
-ahora una con caras graciosas -flash
-inflando los cachetes -otra foto
-tirando beso -rió al decirlo y luego de sacar la foto, giró su rostro para dale un beso a ella

Luego de las tantas fotos que se tomaron allí sentados, siguieron caminando y admirando lo que los rodeaba. Mas tarde se acostaron sobre el pasto, a darle forma a las nubes, algo tonto, pero no podían parar de reír. Ella por lo que él decía, y él porque la risa de ella lo cautivaba.

En un momento, una fan lo reconoció, y tímida se le acercó. Rocio no sabía qué hacer en ese momento, porque quizás Nicolás quería mantener todo en secreto, pero si hubiese sido así, no hubiesen ido a un parque extremadamente público. Al final, la rubia sacó la foto, y la chica, después de agradecer, les dijo que hacían linda pareja.
Al llegar a la puerta de la casa de Rocio, ocurrió lo mismo que hacía unas semanas, se besaron unos cuantos largos minutos y luego se despidieron tiernamente.

"Ya te extraño, es normal?" -ese mensaje le llegó a ella pasados 10 minutos

"Yo no sé si en todas las parejas es normal, porque antes nunca tuve, pero creo que en nosotros sí, porque yo también ya te extraño" -respondió con total sinceridad

La noche pasó entre mensajes tiernos y charlas con sus parientes. Rocio con Adriana, y Nicolás con Jazmín, su hermana, dos mujeres que opinaban que se los veía mucho mejor ahora, y aunque ninguno de los involucrados se explayó con detalles, ambos afirmaron estar felices y esperanzados por una linda oportunidad que les daba la vida.

~

Nicolás no dejaba de mandarle mensajes, de llamarla, de hablarle por WhatsApp, MD o MP, pero nada. No recibía ninguna respuesta por parte de Rocio, y eso le estaba preocupando demasiado. Qué había sucedido en dieciocho horas en las que no se habían comunicado? Pues él apenas regresó a su casa de ese lunes de trabajo, quiso hablarle para ver cómo andaba. La sorpresa se la llevó cuando notó que ella vio su mensaje en facebook, gracias al "visto", y no le respondió.
Intentó ponerse a pensar tranquilo, respirando pausado. Si acaso él habría hecho algo mal, tuvo que haber sido en el día de ayer, y ni siquiera, porque si hubiese sucedido, no habrían hablado durante largas horas de la noche por medio de mensajes bastante tiernos. En definitiva, Nicolás no entendía nada, y en ese punto, se decidió a hacer algo que no pensó que llegaría a hacer.
Las redes sociales eran un medio comunicativo que sabía que Rocio no ignoraba, entonces iba a twittearle en su inicio, no por mensaje directo ni nada. Pero cuando puso su nombre de usuario en el buscador, en vez de en el URL, se llevó otra no grata sorpresa.
Rocio la noche anterior publicó que había tenido una hermosa tarde junto a alguien especial, nunca dando nombres, claro. Alguien que andaba por Palermo, les había sacado una foto y también la publicó, cosa que desató que las fans se hayan informado y comenzaran a atacar a la rubia de una forma demasiado agresiva, mostrando que no la conocían para nada.

"Nicolás Riera @nico_riera
@Rochi_ig ya sé lo que pasó, necesito hablarte. Por favor"

"Mensajes Directos
Rocio Igarzábal @rochi_ig
No."

"Nicolás Riera @nico_riera
Voy a hablar en general, pero no es para todos.

Nicolás Riera @nico_riera
Creo que a todos nos enseñaron que lo principal es el respeto. Hay que aplicarlo.

Nicolás Riera @nico_riera
Loa prejuicios son tontos y no sirven para nada.

Nicolás Riera @nico_riera
Nunca hay que hablar sin saber.

Nicolás Riera @nico_riera
Por favor y muchas gracias."

Se acostó en su cama, y a pesar de que sabía que no lo iba a lograr, intentó dormir. Muchos recuerdos se le vinieron a la cabeza al cerrar los ojos, pero uno en particular lo invadió.
Había ocurrido hacía dos semanas. Era la primera vez que Rocio iba al departamento de él de noche. Ella le había dicho a su madre que se quedaba en lo de una amiga, pues no quería dar explicaciones específicas.

Flash Back

Se besaban de una forma tierna, sentados en el sofá, ella sobre las piernas de él, rodeando su cuello con los brazos. Sus lenguas se daban permiso mutuo a jugar de la forma mas placentera que existía. Rocio se sentía tan bien, le era imposible explicar todo lo que pasaba por su mente y su corazón. Quien era su ídolo le demostraba que lo que decían, que era una gran persona y sin prejuicios, era verdad. No es que no creyera eso, pero una cuando está dentro del "mundo del fanatismo" no se imagina cosas que pueden llegar a ser realidad, pues esos seres a los que se admira, también son humanos que se equivocan.

Nicolás introdujo lentamente su mano por debajo de la remera de ella, acción que la puso muy incómoda, y él lo notó. Se distanciaron unos centímetros y el rubio la miró fijamente y en puro silencio. 

-perdón Nico -bajó la vista avergonzada
-perdón por qué? -suavemente le alzó la cabeza con su dedo pulgar
-es que... no me siento preparada -le evitaba la mirada
-está bien -le sonrió, y ella se tranquilizó apenas
-gracias por entender -se colocó sentada a su lado, abrazándolo y con su cabeza apoyada en el pecho de él -enserio quiero pasar esta noche con vos, pero solo dormir abrazados, nada mas -fijó unos segundos sus ojos en él, mostró su sonrisa, le dio un corto beso, y se acomodó, para no decir nada mas por un largo rato, simplemente se escuchaban sus respiraciones y sus latidos, acompañándose el uno al otro

Fin FlashBack 

~

Ese martes no trabajaba, y por eso mismo, lo iba a aprovechar para arreglar ese gran malentendido. En realidad Nicolás no sabía si llamarlo así, o de qué forma llamarlo. Cómo se le dice a una situación que por insultos estúpidos separa a dos personas. O quizás eso era lo que él pensaba, y Rocio buscaba cualquier escusa para alejarse, aunque ello sonaba casi disparatado, de ser así, el domingo no hubiesen compartido tan lindo día, ella no le habría sacado fotos a escondidas, ni tampoco hubiese sonreído todo el día, porque sí, existen las sonrisas falsas, pero cuando ella sonreía de esa manera, se le formaba una pequeña arruga en la frente, y esa arruga no estuvo presente en la tarde. Rocio estuvo feliz, no había forma de negarlo.

-Rochi bajá rápido -dijo Adriana al abrir la puerta
-qué pasa mamá? -en pijamas, despeinada y sin maquillar, así se la veía
-este chico, Nicolás, el de Casi Ángeles está en la puerta -la mujer no salía de su asombro
-qué haces acá Nico? -la voz casi se le quebró
-necesito que hablemos -su mirada estaba triste
-adelante, ahora le sirvo un poco de café -a la madre de la rubia se la notaba más nerviosa que a su hija misma
-gracias -la puerta se cerró tras él, y la mujer desapareció hacia la cocina -perdón si te parece desubicado que haya venido así -se disculpó ante la cara de la ojimiel
-no me lo esperaba -.
-acá tienen -Adriana les alcanzó un pequeño desayuno para ambos, en una bandeja
-ma, nos vamos a mi pieza, vos anda a comprar tranquila -le sonrió de costado y los dos subieron por la escalera

Al llegar a la habitación, Rocio dejó la bandeja sobre el escritorio y se sentó en su cama, haciéndole una seña a Nicolás para que se sentara a su lado.
Realmente nunca se hubiera esperado que él haya ido hasta su casa para hablar, entendía que era la única forma que había encontrado para charlar, ya que ella no respondía por ningún medio, pero no creyó ser "tan importante", ese era el mensaje que recibía de la actitud del ojiverde.

-no sé si leíste lo que twitteé anoche pero... -lo interrumpió
-leí todo -le informó
-me entendiste? -la miró intentando que ella haga lo mismo
-creo que sí -pero no, ella no lo miraba
-me importas mucho Ro -se le acercó apenas
-a mí no me gustaría que fuese así. Sé que no tiene que ver con vos pero... -una lágrima se le cayó al recordar todo lo que tuvo que leer anteayer en sus menciones del twitter -me aterra que se invente algo horrible, que lo creas, que te alejes, o peor, que involucren a mi mamá, que me hagan quedar mal frente a muchísima gente, y no es que sea perfecta, pero viví por mucho tiempo del lado fanático, y leí muchas cosas que se dijeron sobre supuestas novias de Peter, y no es nada lindo -le estaba confesando todo
-pero eso no va a pasar -le tomó la mano -yo confío en vos antes que en cualquiera que es ajeno a todo. Y entiendo tu temor, porque yo soy el que elegí esta profesión, con sus pros y sus contras, no vos, vos no tendrías que pasar por esto -ahora sí se veían intensamente -No te puedo asegurar que no va a volver a pasar, pero lo que sí te afirmo, es que voy a estar con vos siempre, sin importar nada -.

Rocio sonrió. Nicolás sonrió. Y esas dos sonrisas al instante se transformaron en un dulce beso que volvía a mostrar que estaban juntos, con miedos, problemas que no completamente los incumbían y con sus alegrías al estar juntos.

-mientras desayunamos, vemos las fotos del domingo? -le propuso la rubia mientras él le besaba el cuello, tierno
-sí -asintió, y luego se hizo aquello que se dijo -esta me gusta mucho -indicó una foto que él le había sacado a ella, muy simple, pero verdaderamente hermosa

De: Adri
Nicolás se queda a almorzar? Qué le gusta? No puedo cocinar algo que no le agrade

-mi mamá me mandó un mensaje -rió -pregunta si que quedas al medio día y qué te gustaría comer -siguió riendo
-no da decirle que me gusta su hija, no? -le robó un beso
-y, creo que no -las carcajadas provenían de los dos, pero se oían raras porque reían mientras se besaban
-como lo que sea, la buena compañía en lo importante -.

~

"Nicolás Riera @nico_riera
My happiness are you ♥ pic.twitter.com/XV7i8nYl

Nicolás Riera @nico_riera
Y nada en el mundo lo va a cambiar @rochi_ig"