domingo, 30 de septiembre de 2012

Mi nena, mi rubia - Nicochi


Mi nena, mi rubia - Nicochi

-Puki, quiero helado -habló con su voz particular

La rubia se encontraba sentada en el sofá, abrazada a él, viendo la televisión muy entretenida. Nicolas le acariciaba el pelo suave mientras, sencillamente, la observaba a ella, la luz de sus ojos y la razón por la cual se levantaba todos los días, a pelear por la vida de ambos.

-pero no te sentís muy bien, Ro -ella lo miró
-igual, yo quiero helado -hizo "trompita"
-hagamos una cosa -posó su mano en el rostro de la rubia, suavemente -andá al cuarto, acostate y tapate, que yo en 10 voy con el helado, sí? -.
-dale -sonrió casi saltando del asiento -no tardes -le dio un beso en el cachete y desapareció de la vista de todos los allí presentes

Nicolas no se encontraba solo, Pablo, Victorio, Agustín y Juan Pedro, estaban con él, en lo que vendría a ser una reunión de amigos, donde infaltablemente Rocio estaría presente, por determinación del rubio.

-que pollerudo que sos -se rió el cachetón
-si no sabes, no hables -dijo serio
-qué cosa no sé? Es lo que demostrás -codeó a Victorio, imitándolo
-Rocio es lo mas importante que tengo Agus -se sentó junto a ellos en la mesa, abrumado
-qué te pasa macho? -preguntó Peter, viendo que él no se encontraba bien
-son muchas cosas juntas -su cabeza estaba revuelta
-contanos, quizás te podamos ayudar -Pablo habló
-siento que no soy suficiente para ella, y si la vuelvo a perder me muero -una lágrima corrió por su mejilla
-volver a perderla? -ninguno entendió a qué se refería

Flashback

Hace unos años, Rocio tenía 13 y yo 17. Éramos vecinos y mi mamá y la suya eran muy amigas, así que pasábamos la mayor parte de las tardes semanales juntos. Era chiquita e indefensa, así que era como mi hermanita. Nunca me jodió tener que acompañar a mi mamá, estaba enferma y quería pasar todo el tiempo posible con ella. Las cosas estuvieron perfectas hasta unas semanas antes del cumpleaños de Rocio. Ya no pasábamos tanto tiempo juntos. Mi mamá me había dicho que yo tenía que pasar más tiempo con mis amigos y dejar de prestarle atención "al cuidado de una vieja". Seguí como antes, mi mamá era mi consentida, y por dentro me moría de ganas de preguntarle por Adriana y su hija, Rocio.
Para el día del cumpleaños de la rubia, ya habían pasado diez días enteros sin verla, entonces me decidí a salir a comprarle cualquier cosita e ir a regalársela personalmente. Lo malo pasó cuando estaba volviendo de la regalería. Rocio estaba en la puerta de su casa, en la cuadra de en frente a la mía, con la cara pálida, aparentaba estar mas frágil de lo normal, y no sonreía como siempre. Me le acerqué, y tuve que correr. Se estaba desmayando. Me asusté mucho -Nicolas respiró hondo, intentando evitar que las lágrimas cayeran -La llevé al hospital después de que pasaran pocos minutos sin que reaccionara. Y siguió así, inconsciente y sin responder por horas y días. Los médicos me dijeron que estaba anímica, por no comer, y que había sufrido un golpe en la cabeza, deduje que había sido cuando se desmayó, antes de que yo llegara a ella.
Mi mamá se enteró y se puso muy mal, pero no entendí por qué me dijo que cuide a Rocio con mi vida. De todos modos eso lo iba a hacer, esa nena, mi nena, ya era parte de mi vida personal y me importaba mucho.
Pasé todos los días en la habitación de ella, observándola y esperando que se despertara. Le hablaba siempre, le decía cosas dulces, como ella me había contado que le gustaba. Le prometí que la amaría y nunca me le separaría, no mientras me permitiera estar a su lado.
Lo que me llamó la atención, fue que nunca apareció Adriana, y mi mamá ya ni la nombraba. Ella tampoco se acercaba al hospital, porque detestaba esos lugares, solo iba cuando tenía que hacerse estudios y además me dijo que "sabía que Rocio tenía la mejor compañía y ayuda consigo".
No recuerdo el número de noches que lloré, pero fueron muchas. No quería, pero se me iban las esperanzas poco a poco. Los médicos no me decían nada del estado en que se encontraba Ro, y eso me desesperaba aún más.
Una tarde le estaba cantando y secándome los ojos. Tenía la ilusión de que esa tarde se despertaría, y no quería que me viera así. Le tomé la mano y le hablé "Ro, rubiecita mía, no querés estar acompañándome acá? Abrí los ojitos linda. Vos sos fuerte, me lo demostraste cuando Mariana se mudó por problemas en la familia y me dijiste que no te ibas a poner mal porque seguro ahora estaba mejor. También cuando nos caímos del árbol y te lastimaste, pero no lloraste, y sí que te habías golpeado. No querés pasar todo eso conmigo otra vez? -lloró sin poder evitarlo -Ro, te necesito acá conmigo. En estos largos meses que pasamos juntos te convertiste en una de las personas más importantes que tengo, y no quiero perderte. No voy a perderte..." después me callé. Rocio me había apretado la mano, estaba reaccionando! Llamé al doctor lo más rápido posible, y él me intentó tranquilizar, quizás eso había sido un acto reflejo, no me tenía que ilusionar, pero yo ya estaba ilusionado.
Entraron mas personas a la habitación y me hicieron salir. Esperé unos largos minutos y después vi como salían apresurados, con la camilla, llevando a mi rubia a otro lado. Los seguí, como era obvio y no me dejaron pasar a ningún lado, como también era obvio. Pasaron dos horas y yo seguía afuera, esperando. Vi a un medico acercarse a mí, con no muy buena imagen, y temí lo peor. Me dijo que Rocio estaba débil, que no sabían cómo, pero que el suero nutritivo no hacía efecto, llegando a un punto crítico. Toda esa introducción, y yo esperaba que me diga algo más concreto. Definitivamente fueron de los segundos más largos que viví. Lo que me informó a continuación no era lo que quería escuchar. Habían hecho todo lo posible, pero no había resistido.
Y al oír eso mi mundo se derrumbó. No me importaba nada, tenía ganas de desaparecer del mundo y estar con ella, con mi nena, con mi rubia. Ese fue el dolor más grande y profundo que había sufrido en mi vida. Sentía que ya no tenía una motivación para seguir. Me inundó el llanto y no me preocupé en ocultarlo. No me importaba nada más. Quise morir ahí también. Qué iba a hacer de mi vida ahora? Ella era la luz de mis ojos y la razón de mi sonrisa. Esos días que habían pasado sin verla, me sentía fatal, pero no quería dejar sola a mi mamá, dado que no tenía pensado cruzar la calle para ver a Adriana, estaba peleadas, me había contado hacía unos días en casa. Mi cabeza dejó de pensar un rato largo y solo lloré, si seguía escuchando mis pensamientos, me iba a suicidar, y ya casi lo estaba considerando una buena opción.
Pedí que me dejaran pasar a verla, como última molestia de mi parte. Mi cara estaba deformada por las lágrimas y cualquiera que pasaba sentía pena por mí.
Parado en la puerta, a punto de entrar, un médico que no conocía me impidió hacerlo. Le pregunté con la mirada, qué era lo que pasaba, pero me esquivó, e ingresó una máquina especial a la habitación. Nuevamente desesperado, escuchaba gente alterada, pidiendo oxigeno, que aumenten la frecuencia y demás cosas que no entendí.
Tenía muchos nervios y estaba abatido. Ya no sabía qué pensar. Y si se habían equivocado antes y me dijeron el parte médico de otro paciente? Y si algo había sucedido y ella estaba a salvo? Y si simplemente estaban terminando, de la mejor manera, con el proceso de "despedida" a mi rubia? Necesitaba que me digan algo, lo que sea, preferentemente bueno, pero que me digan por qué tanta movilización.
"Familiares de Igarzábal?" preguntó el doctor al salir de la habitación, y casi corrí hasta él. Me miró sereno, pero con una mirada diferente a la de antes. Estaba desesperado, y el señor muy calmo y callado. "Está bien" me sonrió y creí escuchar mal. Me había dicho que Rocio estaba bien? Cómo podría ser? Es decir, me habían asustado por nada? No entendía, pero eso no era mi prioridad, lo que necesitaba fervientemente era verla. "Puede pasar. La paciente está aun muy débil, pero gracias a Dios y a la fuerza que él hizo, se encuentra milagrosamente fuera de peligro".
Abrí la puerta y la vi ahí, conectada a muchas máquinas, con una carita que me estrujaba el corazón. Pero por una parte me alegraba: estaba despierta!
"Nico, me quiero ir de acá, no me gusta esto" me dijo con la poca fuerza que tenía, se la notaba muy triste. Me le acerqué rápido, y le tomé la mano. Le acaricié la mejilla y me quedé prendido en su mirada. "No hables mucho Ro, cuando estés mejor nos vamos de acá" con eso intenté tranquilizarla, pero no sé si lo logré. "Vos no te vas a ir sin mí, no?" en sus ojos noté miedo, y no terminaba de entender por qué. "No Rochi, nunca te dejaría sola". Sentí como me apretaba la mano e iba cerrando los ojos. Me asusté, pero al intente apareció una enfermera desde el baño diciéndome que mi chiquita tenía que descansar, que no me preocupara. Le rogué que me dejara quedar allí dentro, y debió ser por mi cara, porque vi lástima en ella al acceder a mi pedido.
No sé cuánto tiempo durmió, pero la observé todo el rato. Ahora se veía mejor que antes. Aunque no me gustase, esas máquinas parecían hacerle bien.
Y no estuvo mas de dos semanas en observación, le dieron el alta y la llevé a mi casa porque Adriana no apareció más. Cuando mi mamá la vio, la abrazó fuerte y prolongadamente. Seguía sin saber la historia completa, pero tampoco podía presionar a ninguna para que me cuente, aunque ya tenía una sospecha.
Una noche sucedió algo que me dejó perplejo y me hizo comprender mas las cosas. Estaba durmiendo, y sentí que alguien me abrazó. Abrí los ojos lentamente y la vi, con los ojos llorosos, mostrando miedo y tristeza. Le pregunté que le pasaba y negó con la cabeza, hundiendo el rostro aun mas es mi pecho. La rodeé con mis brazos cuidadosamente, protegiéndola de lo que sea que la estaba asustando.
Cuando ya sentía su respiración tranquila, me dispuse a volver a dormir, pero al instante me habló. "Vos no me vas a dejar sola, no?". No lo comprendí en el segundo, pero finalmente sí: eso era lo que había pasado con su madre, por eso no la veía en las semanas previas a su cumpleaños, por eso estaba anímica casi anoréxica sin quererlo: Adriana la abandonó. "Nunca podría dejarte. Te voy a cuidar siempre con mi vida -le acaricié el rostro suavemente -Dormí tranquila que cuando te despiertes voy a estar acá". Y finalmente se acurrucó mas, decidida a dormir.
Desde ese día estuvo más apegada a mí, y eso me encantaba. Mi mama nos veía y sonreía, pero después se volvía a acostar, y es que seguía muy enferma, tanto que llegamos a internarla, cosa que odió, pero fue necesario. Y empeoró, pero ella decía estar bien.
Con Rocio íbamos a visitarla todos los días, hasta que una vez nos dijo que no quería que la viéramos en ese estado. La rubiecita no quiso ir unas semanas entonces, pero yo no podía no estar, así que iba igual.
Mi mamá falleció a los pocos días -volvió a limpiarse las lágrimas, aunque esta vez estaba más calmado -seguía destruido, iba de mal en peor: casi perdía a la luz de mis ojos y ahora se me iba mi viejita. Ese fue el momento en donde mas me sorprendí. Rocio se comportó como toda una mujer, me supo consolar de la mejor manera. Me comportaba yo como un nene, y ella como la madura. Me hacía levantar y mantenerme activo, lograba que yo piense en otra cosa y me sacaba sonrisas cada dos por tres, pero cuando recordaba todos los sucesos de las últimas semanas y me bajoneaba, ella me cuidaba y me volvía a la realidad: mi mamá ya no estaba sufriendo y me protegía desde un lugar mejor.
Cuando la rubia cumplió 15, obviamente no pudimos hacer fiesta. Yo tenía 19 y estaba tramitando todo para que ella quede legalmente a mi cargo.
Ese día me dediqué aun más a Rocio. Hicimos exactamente todo lo que ella quería, no muy diferente a lo habitual. A la noche cenamos, y luego de eso, me pidió bailar el vals. Fue una situación extraña, porque, como muy pocas veces, la sentí nerviosa, pero me sonreía y dejaba de notar todo, parecía que estuviéramos solos nosotros dos en el mundo.
De un momento a otro, terminó la canción y nos quedamos ahí, viéndonos por largo rato, diciéndonos todo sin hablar, a través de la mirada. Ese fue el día en que nos besamos por primera vez. No voy a entrar en detalles, pero me sentí en otro universo, uno donde nada dolía y se podía ser feliz con solo respirar.

Fin flashback

-Después de eso no sucedió nada mucho más relevante. Ella está a cargo mío hasta dentro de unos meses, cuando cumpla los 18, y de todos modos la voy a seguir cuidando, porque ella es mi nena, mi rubia -suspiró profundamente y miró a sus amigos
-y qué pasa si en un futuro no quiere estar mas con vos? -preguntó Agustín, para luego recibir un codazo por parte de Pedro
-él no tiene por qué pensar en eso, porque se nota que Rocio lo aprecia mucho, y si llega a pasar en algún momento, ella va a saber agradecerle todo -intervino Pablo
-yo lo único que busco, es su felicidad, y si está lejos mío lo aceptaré -los ojos de Nicolas estaban clavados en un punto de la nada misma -tengo que ir a llevarle el helado -se levantó y fue hacia el congelador
-mejor nosotros nos vamos, la chica -el de ojos azules lo miró -digo, Rocio está mal y no queremos molestar -comentó Victorio, para así luego marcharse

Nicolas fue hasta la habitación con el pote en la mano, pero la encontró durmiendo. La arropó bien y se acostó a su lado, acariciándola suavemente. Esa niña mujer de 17 años significaba tanto para él, que con solo pensarlo se quedaba sin palabras. La miraba y sonreía atontado, ya habían pasado cuatro años desde aquel episodio lamentable, pero algo en el mundo quiso que ellos siguiesen juntos en este presente, y él continuaría, por el resto de su vida, agradeciendo al cielo, que su nena, su rubia, estuviese ahí, para amarse y protegerse mutuamente, como le prometió aquel día.

martes, 4 de septiembre de 2012

Rochi Tucumán 03.08.12

Mi dulce amor - Nicochi


Mi dulce amor - Nicochi

-hola Nico -.
-hola mi amor -Rocio se incomodó
-escuchame, viste que ayer estaba la murga en mi casa? -.
-eh? -Nicolás no entendía
-ya sé que rompieron la plancha, pero me regalaron un florero. Acordate también de reciclar la botella, porque la ensalada está rica -ella no podía dejar de reír -pero el jabón huele feo, así que el pantalón está al lado del velador -.
-de qué estas hablando Ro? -él no sabía qué decir
-tu celular me gusta, pero mi buzo es mas grande y me queda como un perchero. En la televisión está el pelado y en el teatro la peluca. Que no se manche la alfombra que el parasol está sano y mi mochila está en camino al océano -finalizadas las veinte palabras, la rubia rió aun mas
-Ro me estas preocupando. Tenes fiebre? Queres que te lleve a un médico? -él no se reía
-hola Nico -habló otro hombre
-me estas jodiendo -y ahora si reía
-me siento bien eh! -acotó ella
-todo bien? Qué se siente estar del otro lado de la broma? -Guillermo Lopez, mas conocido como "el pelado de CQC" le hablaba como a un amigo, porque eso eran con el rubio
-y, te digo que te sentís un boludo -rieron los tres
-me pareció a mí o la saludaste de una forma especial? -aquel conductor particular miró a Rocio, pícaro
-no, le dije Ro -se hizo el disimulado
-mm, yo no escuché eso -ella giró su vista

~

-me venis a buscar? Se me quedó el auto cuando estaba viniendo y no me quiero tomar un remís -explicó ella hablando por teléfono
-en el estudio de América, no? -recibió una respuesta positiva -ya voy. Te quiero mucho -.
-yo también Puki -sonrió y salió afuera, para firmar algunos autógrafos y sacarse fotos con las fans que habían ido hasta allí a esa hora

Nicolas la pasó a buscar en su auto, intentando que nadie lo reconozca a través de los vidrios polarizados. Ella se subió con una sonrisa. Al sentarse le dio un beso, en forma de saludo, pero duradero, disfrutando del contacto de sus labios.

-metiste la pata hoy -habló en forma aniñada
-qué sabía yo que ibas a estar con el pelado -intentó justificarse
-igual me gustó que me saludaras así -sonrió, mostrando todos sus dientes
-de todos modos ya se sabe lo nuestro -en el semáforo, giró su vista hacia ella -y me encantaría poder gritarlo al mundo entero -pisó el acelerador
-tenemos que esperar a fin de año, eso dice el contrato de TeenAngles -hizo una mueca
-no entiendo. Lali está con Pablo y no hay ningún impedimento para que ella lo demuestre -arrancó sin mostrar muchas ganas
-pero ella salía con él antes de empezar con los Teen -le tomó la mano por encima de la palanca de cambios -cambiá la carita Puki, estamos juntos al fin y al cabo -sonrió
-y es lo que mas feliz me hace -llegaron a destino

Nicolas apagó el automóvil y rápido fue a abrirle la puerta, extendiendo su mano de forma inmediata.

-te amo Ro -la atrajo a él y capturó sus labios muy dulcemente

~

-son las doce no? -el reloj indicaba que ya era 6 de Septiembre
-sí -respondió él llevándole el café hasta la habitación
-para vos -Nicolas se sentó a su lado y miró el regalo
-no te hubieras molestado -abrió la bolsa
-no es molestia, y menos hoy -a Rocio poco a poco se le esfumaba el resplandor
-bueno amor, ahora a dormir que nos tenemos que levantar temprano -le dio un corto beso
-pero si no tenemos que grabar mañana -lo miró confundida
-no te avisaron? Tenemos media jornada -se quitó las zapatillas y la camisa, quedando con su ropa para dormir
-no; pero está bien. Vamos a dormir -se acostó sin mirarlo mas
-sabes que sos muy importante para mí, no? -la abrazó por la espalda y le dio un beso en el cuello

Esas fueron las últimas palabras de la noche. Rocio no quería llorar. Era una tontería, pero de todos modos buscaba la forma de excusarlo: estaba muy cansado, no sabía exactamente qué día era o lo que sea, pero algo lo explicaba. Nicolas no le podía haber fallado, no él.

-buen día mi amor -la rubia le llevó el desayuno a la cama, con una sonrisa brillando en su rostro
-hola -habló aun dormido, pero con alegría en la voz
-cómo estas? -ella estaba risueña
-de qué te reís tanto? -se desperezó
-me encanta tu carita cuando recién te despertas -le dio un suave beso en el cachete, dejando la bandeja a un lado y quedándose abrazada a él
-solo cuando me despierto? -preguntó juguetón
-no. Me encantas siempre, pero así dormidito te ves mas tierno de lo normal -ahora lo miraba a los ojos
-te amo, te lo dije alguna vez? -sus rostros se encontraban a muy escasos centímetros
-sí -asintió -me lo repetirías? -.
-te amo, te amo, te amo, te amo -pasó un mechón de pelo tras su oreja -te amo -Rocio lo sentía tan sincero, percibía que lo decía desde el corazón
-gracias por todo -se besaron, uniendo sus labios muy cálidamente

~

Habían terminado de grabar hacía media hora, y ahora se encontraban en el camarín de ella, terminando de guardar todo para volver al departamento.

-yo ahora me voy a jugar al tenis con Pablo, queres venir conmigo y de paso te quedas con Lali? -le sonrió
-ah -hizo una mueca -pensé que quizás podíamos pasar el día juntos -miró el suelo
-perdón -le tomó la mano -ya arreglé con él, pero te juro que el finde lo pasamos juntos -besó suavemente sus labios -vamos? -ella hizo una media sonrisa

~

-pero sí La, te digo que se olvidó -.

Rocio ya estaba en el departamento de su amiga. Le contó lo que la tenía así, y la morocha intentaba consolarla y decirle que así no eran las cosas, pero mientras mas hablaban, mas se convencía de lo sucedido.

-bueno Ro, pensá que anda con la cabeza a mil y súper ocupado, se le pudo haber pasado -la acarició la espalda
-ya sé, lo que pasa es que él siempre fue muy atento, y me llama la atención -levantó la mirada -aunque anoche me trató re dulce, así que no le puedo decir nada -sonrió recordando la noche anterior
-ay, qué pasó? -Lali la codeó
-ayer me dijo "mi amor" en el programa del pelado, y después me fue a buscar. Dormimos abrazados y me mimó mucho -dejó de sonreír -aunque esto me desconcierta un poco también -.
-Rocio no te podes quejar, tenes al segundo hombre mas tierno del planeta de novio -rió
-al segundo? -enarcó una ceja
-sí, el primero está conmigo -mostró su sonrisa feliz
-gracias amiga por bancarme tanto -le dio un beso en el cachete y luego rompieron a reír nuevamente, mientras se hacían cosquillas

~

"Te amo, te conté?". "Ya terminé de jugar, ahora te paso a buscar". Ante esa respuesta Rocio se sorprendió. Después de meses de noviazgo, se le acababa el romanticismo? Creía y esperaba que no, pero ya no sabía qué pensar.

-tenes una carita -dijo Nicolas después de que ella se subiera al auto -por qué ahora que llegas a tu casa no te das uno de esos baños relajantes que te gustan tanto y después no dormís? Debes estar muy cansada, estos días fueron agotadores para todos -le aconsejó, y la rubia se sintió aun peor
-sí, creo que va a ser lo mejor -perdió su mirada en la ventana, intentando que las lágrimas no cayeran

"Espero que no estés tan cansada, porque me gustaría salir a dar una vuelta con vos. Te amo Muni". Rocio encontró esa nota sobre su cama, y al lado de un vestido celeste con detalles en rosa y volados. Mas bien parecía una remera larga y amplia. Le encantaba.

21:30 marcó el reloj cuando el timbre del departamento de Rocio sonó. Fue a atender con una sonrisa espléndida en su rostro, y al abrir la puerta, resplandeció aun mas. Nicolas estaba ahí parado, mirándola también sonriente.

-hola -dijo ella, nerviosa, ansiosa y confundida. Sus sentimientos estaban mezclados
-hola Muni -se le acercó y la besó dulcemente
-por qué Muni? -rió entre dientes
-porque yo soy Puki y vos sos Muni -se encogió de hombros
-sos tan lindo -se perdió en su mirada por unos instantes
-vamos? -le tomó la mano y fueron hasta el auto de él

En el camino rieron, se mimaron, se besaron de vez en cuando y siguieron riendo. Ella casi había olvidado el inconveniente de la tarde, o no, pero ya ni le importaba. Nicolas era aquel hombre que la hacía reír cuando estaba llorando, el que la calmaba en la peor tempestad. No interesaba nada, Nicolas era el hombre de su vida, y no iba a cambiar.

En determinado momento del viaje, cuando se acercaban a destino, el rubio le tapó los ojos, diciéndole que era parte de la sorpresa. Al final, Rocio llegó a la conclusión de que su novio no era tan colgado como creía.

-ahora sí -Nicolas le dejó los ojos libres
-wow -exclamó ella mirando a su al rededor

Se encontraban en la terraza de un edificio, en alguna parte de Buenos Aires. Un barrio muy tranquilo, pues no se escuchaba ningún lío de autos ni de personas. Tranquilidad como le gustaba a ella.
En el centro de la terraza había una mesa, lista para una cena de dos. Él la invitó a sentarse muy amablemente, ella aceptó con una sonrisa cálida. Se encontraba en uno de sus sueños mas hermosos. Rocio siempre quiso que alguien la tratara como una princesa, aunque sea por una noche, como ocurría en las películas.

Mientras la cena transcurría, no dejaron de mirarse fijamente a los ojos. El aire estaba inundado de amor y ellos se sentían muy a gusto de esa manera.

-Ro -la llamó él cuando ella se encontraba en el borde del lugar, observando el paisaje urbano
-qué pasa? -se giró y se quedó estática
-Felices 8 meses mi amor -le entregó el ramo que tenía en la mano. Ocho rosas, siete rojas y la central blanca, cada una con un pequeño numerito
-pensé que te habías olvidado -confesó
-entonces lo hice bien -rió entre dientes y ella le dirigió una mirada desentendida -mirá bien las flores -le indicó

Rosa 1: "Por"
Rosa 2: "Siempre"
Rosa 3: "Mi"
Rosa 4: "Dulce"
Rosa 5: "Amor"
Rosa 6: "06.01.12"
Rosa 7: "06.09.12"
Rosa 8: (una llavecita)

-y esto? -preguntó
-te queres venir a vivir conmigo? -.

A continuación, Rocio se abalanzó sobre él, besándolo muy efusiva. De pensar que se había olvidado de su cumplemes, a escuchar de su boca que le proponía vivir juntos, pasaron menos de veinticuatro horas y ella seguía sin creerlo.
Con ese beso quería decirle que sí, que aceptaba la convivencia, que lo aceptaba a él con sus chistes que a veces la hacían sentir mal y con sus mil maneras de hacerla reír. Aceptaba felizmente ser por siempre su dulce amor, porque Nicolas también lo era para ella.