viernes, 30 de diciembre de 2011

Asignatura pendiente

Asignatura pendiente

Llegaban a la fiesta tomados de la mano, con sonrisas inmensas en sus rostros, reflejando así el feliz momento que estaban pasando. Ella lo divisó a lo lejos, y decidida, se acercó a ellos, más precisamente a él, con determinación.
Saltó sobre él efusivamente, pasando sus brazos por el cuello de este y abrazándolo muy cariñosamente, bajo la mirada seria de ella

-ay, Pablito te extrañé un montón -le dio un beso en el cachete -estas muy desaparecido -negó con la cabeza
-es que, ando trabajando mucho -se rascó la cabeza, muestra explícita de nerviosismo -ella es mi novia -fijó su vista en la chica que estaba a su lado -Olivia, ella es Rochi, mi mejor amiga -Rocio, la rubia mas platinada, le sonrió a la chica, quien también era rubia, pero en un tono mas oscuro

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Rato más tarde, Pablo, el chico morocho de pelo alborotado, se encontraba rodeado de sus amigos, en el patio de aquella casa enfiestada. Todos sentados al rededor de la mesa en la cual estaban apoyadas las bebidas que estaban tomando.
Olivia estaba en el baño, entonces Rocio aprovechó para acercarse a su amigo. Fue sin ninguna intensión, solo que buscó ese momento debido a que notó que la otra chica, era muy celosa, y lo mostraba directamente con la mirada.

-no me contaste que estabas de novio -lo miró negando, pero riendo luego
-em, nena -la otra rubia había llegado -te podes salir de arriba de mi novio, por favor? -los miraba seriamente
-esta bien -riendo entre dientes, Rocío se paró y se fue de aquel lugar
-Pablo vos sos o te haces? -a Olivia se la notaba un tanto enojado
-Oli, es mi mejor amiga, no te enojes -le acarició el rostro suavemente. Ella giró su cara, molesta -me voy a buscar algo mas de tomar adentro, si? -su novia asintió, y él se marchó

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Pablo estaba en la cocina, pensando en silencio. Si bien en el living la música estaba bastante fuerte, y no había nada de tranquilidad en donde él se encontraba, sus pensamientos volaban fuera de allí, recordando viejos sucesos de su vida, algo que lo había marcado muchísimo, y se pedía todos los días olvidar, pero no podía, algo en su propio ser se lo impedía.
Repentinamente esos pensamientos fueron interrumpidos, la voz de su amiga se escuchó en aquella habitación de la casa, haciendo que él vuelva en si.

-volviste al planeta ya? -rió ella
-perdón, me quedé tildado pensando en otra cosa -tomó un sorbo del vaso que se había servido anteriormente
-sí, eso lo noté. Pero en qué cosa estabas tan centrado Pabli? -se le acercó un poco más. La música casi no los dejaba escucharse
-vos cómo haces para seguir así como así? -el chico clavó su mirada en ella, y esta misma cambió la suya. Ahora estaba más seria -sabés a qué me refiero, no preguntes -sonrió de costado
-vos seguís así como si nada, mirate, tenés novia -se miraban fijo
-eso no quiere decir nada -apoyó la bebida en la mesada
-para mí sí dice, y mucho -negó con la cabeza
-te demuestro que no? -ahora él se acercó un poco más
-disculpen, interrumpo? -Olivia apareció, haciendo que rápidamente ellos se separen
-para nada, o no Pabli? -Rocío sonrió y se fue de allí
-siempre que te vea vas a estar con ella? -pero no esperó respuesta, pues al notar la cara de su novio, se le aproximó preocupada -estas bien? te hizo algo esa? -lo acarició dulce
-no la trates así, es mi mejor amiga, ya te lo expliqué -bajó la vista, pasándose la mano por los ojos, evitando que unas lágrimas le cayeran
-seguro que estas bien? -hacía bien en dudar
-sí, sí. Vamos a bailar un poco? -cambió de tema rápido, tenía que salir de esa situación como sea

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Mientras bailaba, ellos dos cruzaban miradas. Ella sonreía pícara, él solo le sonreía. A veces Pablo negaba y Rocio asentía, otras veces al revés. Pero siempre mantenían contacto visual. En un momento, Olivia, quien a pesar de no tener la atención de su novio, estaba a su lado, se encontró con un amigo, Nicolas, y decidió ir con él. Necesitaba desahogar los sentimientos que tenía dentro, respecto a esa situacíon, y el ojiverde no era la persona indicada, notablemente.
En ese instante, la rubia y el morocho, aprovecharon para irse juntos también, tenían esa charla pendiente, y no había mejor ocasión que esa, ya que la otra rubia había desaparecido de la vista.

-me encanta que entiendas mis señas -rió entre dientes la chica
-igual era muy obvio, me decías que te siga y te fuiste. No es muy complicado Rochi -él también rió
-bueno che. No me hagas sentir tonta -se cruzó de brazos e hizo "trompita"
-sos tan linda -la atrajo hacia él y la abrazó
-hablamos? -se separaron y se sentaron en unos bancos. Estaban en una parte alejada del patio
-no lo digas tan seria que me asustas -le dio un empujoncito juguetón
-me dolió verte con tu novia, sabes? -bajó la vista al suelo
-ya te había contado -él también miró el suelo -me estas haciendo sentir mal, eso no me gusta -negó
-querés que ambos sonriamos? -lentamente colocó una de sus manos en la mejilla de él, y este simplemente la miró

Rocio era una chica lanzada, en cambio Pablo era un chico tímido. Quizás roles invertidos, pero quien dio el primer pasó para repetir aquello que había sucedido hace tan solo unos pocos meses, fue ella. Se le acercó, mirándolo intensamente, sabiendo perfectamente lo que estaba por hacer, y el morocho, por supuesto, no puso ninguna resistencia. De todos modos, algo de culpa le causaba, Olivia era una persona maravillosa, sí bastante celosa, pero él la había conocido así, y de esa manera le gustó. Aunque nada ni nadie podía opacar el amor inmenso que sentía por esa rubia que tenía en frente y conocía tanto como su palpa de la mano.
Poco a poco y mutuamente iban explorando todo con ese beso; la lengua de él recorría
la boca de ella, sin dejar espacio sin saborear. Pero a ella lo que mas le gustaba era jugar con sus labios; sentirlos besándola nuevamente era algo que no podía explicar lo que le causaba.
Pasado algunos minutos, tuvieron que separarse, pero no por ninguna interrupción, ni ningún otro mal percance, solamente necesitaban aire para poder respirar de una manera que no sea agitada, como lo estaban haciendo. Al alejarse, lo primero que hicieron fue volver a mirarse, pero ahora no lo hacían con esa expresión de que necesitaban algo, de que tenían una asignatura pendiente, sino que ahora se miraban con una sonrisa en el rostro, y eso no se debía a otra cosa que no fuera la acción que acababan de cometer. Ese acto era lo que les faltaba desde hacía ya un tiempo.

-Pablo, vení rápido, Olivia está llorando y no la podemos tranquilizar -Nicolas había llegado hasta donde ellos estaban, desmoronando el hermoso contexto que pudieron crear en esos cuantos minutos

Y todo lo siguiente de esa noche ocurrió rápido. El morocho llegó a la cocina, y se encontró con su novia, acompañada de otras amigas, tomando un vaso de agua, intentando calmarse. Rocio llegó tras él, pero esta recibió una mala mirada de parte de Olivia, entonces se frenó y no se acercó más a ella. Pablo se arrodilló, frente a su chica, le acarició el rostro y le dijo que en ese mismo instante se irían de allí para su casa.
Al pasar por al lado de la rubia de ojos miel, él la miró con tristeza y culpa, pero también gesticuló algo como "después te llamo", y se marcharon de esa fiesta en la cual muchísimas cosas habían sucedido.

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Llegaron a la casa de Pablo. Olivia había podido tranquilizarse un poco, gracias a la dulzura con la cual le hablaba su chico, pero al mismo tiempo, eso era también lo que la volvía a hacer llorar. Y él no entendía, porque cuando casi estaba a punto de sonreír, volvía a romper en llanto, y eso lo desconcertaba más aún.

-Oli, por favor, decime qué pasó cuando te fuiste, me estas preocupando mucho, y sabes que si llamamos a tu casa va a ser peor, porque ya no tenes dieciséis año, ahora tenés veinte, y estas crisis te dejaron de pasar -ahora estaban sentados en el sofá
-si querés dejarme está bien -Pablo se asustó, y en ese instante se le cruzó por la cabeza que quizás ella había visto el beso que él se dio con Rocio, y que debido a eso no paraba de llorar -yo te voy a contar qué me pasa -pero el hecho de que esto también lo haya dicho en un tono entristecido le causó ciertas dudas con respecto a su anterior hipótesis
-soy todo oídos, respirá y contame, yo estoy acá para escucharte -le tomó la mano, haciéndole saber que realmente él estaba dispuesto a escucharla, porque después de todo, aún seguía siendo su novia, y si iba terminar su relación, quería que sea de la mejor manera
-cuando me fui con Nicolas, porque vos no me dabas bolilla, hablé mucho con él, y bueno, entre una cosa y otra... lo besé -bajó su vista al suelo, y nuevamente se largó a llorar -te juro que me duele, porque yo te quiero mucho a vos, pero... -y no continuó hablando. Pablo le levantó el rostro, haciendo que la mire y dejándola muda
-Oli, yo te entiendo perfectamente, porque a mi también me duele, pero estamos en la misma. A mí Victorio me contó que hace tiempo una chica había dejado muy enamorado a Nicolas, y hoy recién me dí cuenta, que la descripción que él me había dicho, era la tuya -la chica la miraba muy atenta, intentando poder entender todo lo que su chico le iba diciendo -Y de la misma manera que vos fuiste sincera conmigo, lo voy a ser yo. Rocio es mas que mi mejor amiga, no es una hermana, es una asignatura pendiente mía desde hace unos cuantos meses. Y el reencuentro de hoy fue muy importante. Me pasó lo mismo que vos -Olivia apretó sus manos -No quiero que sufras con esto que te digo, quiero justamente decirte que te entiendo por sobremanera, y que si recién ahora nos damos cuenta que quizás no tenemos que ser mas novios, debe ser por algo -a la rubia se le aguaron los ojos -perdón enserio, pero no puedo ser tu novio, queriendo estar con otra persona -finalizó y quedaron en silencio
-Gracias por saber comprender -repentinamente lo abrazó, mostrándole todo el cariño que sentía por él -tal vez podamos ser mas buenos amigos que pareja -limpió sus lágrimas y sonrió

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El reloj marcaba las cinco de la mañana. Pablo le mandó un mensaje a su amigo pregúntandole si su mejor amiga aún se encontraba en la fiesta. Al recibir una respuesta negativa, tomó rápidamente las llaves de su auto y se encaminó al departamento de ella. Eran tantas las ganas que tenía de contarle todo, que no podía esperar hasta el día siguiente.
Llegó a destino, se arregló un poco el pelo en el espejo, intentó dejar el nerviosismo fuera de su ser, y a pesar de no lograrlo, bajó del vehículo y tocó timbre. Una voz única e inconfundible para él le respondió. Le pidió de pasar y automáticamente la puerta se abrió. Fue hasta el ascensor, presionó el botón que indicaba el número once y esperó impaciente hasta llegar a arriba. Luego caminó hasta la puerta con una letra A y volvió a tocar timbre. Y una vez hecho esto, la cabeza de Pablo se desconecto del cuerpo, ahora actuaba bajo las órdenes del corazón. Rocio abrió la puerta y lo primero que hizo él, fue abalanzarse sobre ella para poder besarla tan pasionalmente como se había prohibido a si mismo hacer antes. La amaba tanto que el estar haciendo eso le parecía casi irreal. Ella era su mejor amiga, la conocía desde que andaban en pañales, crecieron juntos que casi eran hermanos, pero este 2011 los había sorprendido con un amor difícil de ignorar, pero igual decidieron hacerlo. No se animaron a jugarse, a enfrentar todo, y sufrieron por dentro, algo les quemaba, y no era otra cosa que su corazón pidiendo a gritos estar junto al otro. Y hoy por fin lo estaban, en el ante-último día del año, el destino quiso que comenzaran juntos la seguidilla de meses que estaban por venir. Qué mejor que el principio del nuevo año para darse la oportunidad de cumplir una asignatura pendiente tan importante? Mejor aún cuando esta misma prometía brindar al mundo dos corazones mas que se harían uno en la simple y difucultosa tarea de amarme infinitamente.

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